¿Cómo protegerte ante una de las mayores amenazas para la salud mundial?

Actualmente, al menos 700,000 personas mueren de infecciones resistentes cada año en todo el mundo, más que el número combinado de muertes causadas por tétanos, cólera y sarampión.

Por Revista ES

El uso de antibióticos se ha convertido en una práctica cotidiana para los pacientes alrededor del mundo. A pesar de ser medicamentos que han ayudado a combatir las infecciones más severas y que han cambiado la vida moderna, hoy en día el consumo excesivo y mal uso de los mismos se convierte en un riesgo latente para el desarrollo de la medicina moderna debido a la resistencia bacteriana.

De acuerdo con un estudio realizado por KPMG4 , los efectos de la resistencia bacteriana podrían costar a los países entre 1 y 3 puntos de su PIB para el año 2050, esto asumiendo un escenario en el que la resistencia aumenta un 40%, ya que si llegara a ser del 100% las consecuencias económicas serían mucho más severas. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las bacterias se vuelven resistentes a los medicamentos principalmente debido al exceso de prescripción de antibióticos y el uso incorrecto de estos por parte de los pacientes, al control inadecuado de las infecciones en los hospitales y a las pobres condiciones de higiene y saneamiento en algunos lugares.

Para entender la magnitud del problema, un estudio realizado por expertos mundiales en resistencia
antimicrobiana, reveló que de los 40 millones de personas que reciben antibióticos para el tratamiento de enfermedades respiratorias, únicamente 13 millones necesitaban usarlos mientras que 27 millones los usaron sin necesidad. Esta problemática está haciendo que un creciente número de infecciones, como la neumonía, la septicemia o la gonorrea, sean más difíciles de tratar, se incrementen los costos médicos, se prolonguen las estancias hospitalarias y se aumente la mortalidad de los pacientes.

Es así como en medio de toda esta problemática las vacunas tienen un papel fundamental, pues si
bien se entiende que los antibióticos se usan una vez la infección está presente, las vacunas funcionan como elemento preventivo de escala masiva con efectos muy positivos. En este sentido, Otavio Cintra, Líder de Asuntos Científicos y Salud Pública de GSK, afirma que “prevenir siempre es mucho más efectivo y menos costoso que tratar. En varios países, se ha demostrado que a través de la vacunación se puede reducir el número de casos y consultas causados por infecciones que se tratan con antibióticos, lo que a su vez tiene un impacto en la reducción de prescripciones y uso de los mismos. La prevención de las enfermedades produce efectos económicos asociados como el incremento de la productividad a largo plazo, menor ausentismo laboral y escolar y un PIB per cápita más alto.”

La Dra. Laura Naranjo, gerente médico de vacunas de GSK en CARICAM, retoma las palabras del Dr. Stanley Plotkin afirmando que “Con la excepción del agua potable, ninguna otra modalidad, ni siquiera los antibióticos, han tenido un efecto tan importante en la reducción de la mortalidad como lo han hecho las vacunas”. Por lo tanto debe hacerse un esfuerzo para transformar a las vacunas en vacunación.

La producción de nuevos antibióticos es cada vez más difícil y toma muchos años para poder alcanzar un desarrollo exitoso, mientras que en los últimos 30 años se han desarrollado más de 12 vacunas efectivas a nivel global. Esto no quiere decir que las vacunas son mejores que los antibióticos o viceversa, por el contrario, revela la estrecha relación que existe entre ambos y la necesidad de una buena aplicación para conseguir resultados en salud y mantener una población sana. Si bien los esfuerzos renovados en investigación y desarrollo para descubrir la próxima ola de medicamentos antibacterianos son vitales además de la estricta administración de antibióticos a nivel mundial, las vacunas están comenzando a reconocerse como herramientas esenciales y altamente efectivas para mitigar la resistencia antimicrobiana.

En este sentido, las vacunas ofrecen la posibilidad de prevenir las infecciones y, por tanto, optimizar la administración de los antibióticos que tenemos disponibles en la actualidad, lo cual es valioso en un escenario en el que el desarrollo de nuevos antibióticos cada vez es más complejo. Las vacunas actúan entrenando al sistema inmune para reconocer y responder a un patógeno mediante el desarrollo de una defensa inmune rápida y efectiva, evitando el establecimiento de una infección / enfermedad o disminuyendo la gravedad de la enfermedad. Muchas vacunas también protegen a los individuos no vacunados o sujetos que no pueden ser vacunados en la población a través de un proceso llamado protección de rebaño.

Podemos concluir que los sistemas de salud deben seguir aumentando las coberturas de vacunación y el cumplimiento de los esquemas a lo largo de la vida con el objetivo de prevenir infecciones tanto bacterianas como virales. También debe haber un enfoque en fomentar y educar sobre el correcto uso de los medicamentos para contribuir con la reducción del uso de antibióticos y especialmente, hacer frente a un problema global de salud pública como la resistencia bacteriana.

Recomendaciones de la OMS para la población general

La población general puede tomar antibióticos únicamente cuando los prescriba un profesional sanitario certificado; no deben solicitarlos si sus médicos dicen que no son necesarios, deben seguir siempre las instrucciones de los expertos con respecto a su uso, y no deben utilizar aquellos que les hayan sobrado a otras personas. Además, puede prevenir las infecciones lavándose las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas y manteniendo las vacunaciones al día.

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