¿Puede matar pasar mucho tiempo sentado?

LOS ESTUDIOS DEMUESTRAN QUE, QUITANDO LAS HORAS DE EJERCICIO, LA GENTE ACTIVA SE SIENTA TANTO COMO LA INACTIVA (UNA MEDIA DE 64 HORAS SEMANALES

Seguro que lo escuchaste: si te pasas la vida de casa al coche, del coche al trabajo, del trabajo a casa y le añades un poco de sofá estás comprando boletos para un mal fin de fiesta. Todo el tiempo que pasas detrás del volante, del teclado o de la televisión tiene una relación directa con un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca, diabetes, cáncer y hasta depresión, hasta tal punto que los expertos han denominado a esta nueva epidemia del siglo XXI como la “enfermedad del sedentarismo”.

Pero yo corro, nos parece escucharte. No tienes que preocuparte por el daño que pueda causar el sedentarismo porque eres un tipo activo, ¿no? Espera un momento. Los últimos estudios (en plural, y cada vez más) señalan que la gente que se pasa muchas horas pegado a la silla muere antes de los que se sientan menos (y da igual que hagas ejercicio).

Hasta hace muy poco, si hacías más de 60 minutos de actividad física se te consideraba un sujeto físicamente activo, y punto. Pero, desafortunadamente para aquellos que el resto del día no se mueven, están llegando más y más investigaciones que afirman que permanecer mucho tiempo sentado al día incrementa tus probabilidades de enfermedad (o muerte), sin importar el mucho o poco ejercicio que hagas. Algo así como el tabaco: sigue siendo malo por mucho que hagas ejercicio. Sentarse horas sería algo así como encenderte un pitillo.

La verdad es que los denominados “activos” son tan sedentarios como los que no lo son, si quitamos el rato programado para hacer ejercicio. Un estudio publicado el año pasado informó de que nos pasamos unas 64 horas semanales sentados, 28 horas de pie y 11 moviéndonos de un modo que, siendo sinceros, no se puede considerar ejercicio. Eso es así

seas o no deportista. No saques la calculadora: son más de 9 horas en la silla al día, aunque hayas salido a rodar una horita al mediodía. Hasta los propios científicos se sorprendieron de ver que, después de la ducha, todos somos iguales ante la ley del sillón. Espera, que aún hay más. Resulta que a los “activos” nos cuesta más movernos después de haber hecho ejercicio, como demostró un estudio de 2013 de la Universidad de Illinois que, ejem, nos muestra un 30% más “perezosos” los días que hemos corrido que los días que no. ¿Quizá creemos que ya nos hemos movido lo suficiente? Los expertos sostienen que estamos lejos de contrarrestar las 8, 9 o 10 horas sentados al día.

VAGOS A LA CARRERA

Salvo que tengas un trabajo en el que te muevas constantemente la mayor parte del tiempo que no estás corriendo estás sentado. Eres un tipo pegado a un trono aunque activo. Haces ejercicio, sí, pero es más fácil verte sentado. Y, aunque te resulte muy difícil creerlo, tienes las mismas probabilidades de que enfermar que el tipo de enfrente que jamás sale a correr. Un detalle importante: tu cuerpo está diseñado para moverse. Estar sentado durante mucho tiempo hace que tu cuerpo baje la tasa metabólica hasta casi pararla. Tus músculos están quietos, sobre todo los de las piernas, así que la circulación baja.

Utilizas menos azúcar de la sangre y quemas menos grasa. ¿La consecuencia? Bingo. Mayor riesgo de enfermedad coronaria o diabetes. No lo decimos sólo nosotros: un estudio realizado sobre 3.757 mujeres demostró que por cada dos horas sentadas en su jornada laboral su riesgo de desarrollar diabetes aumentaba un 7 por ciento. No hace falta sacar la calculadora para saber que si tu jornada laboral (sentado) es de 8 horas esas probabilidades aumentan al 28 sobre 100. Otro estudio muestra a un oficinista que se tira más de seis horas en la silla al día: tiene un 18 por ciento más de probabilidades de sufrir un ataque al corazón (y un 8 de diabetes) que el colega que sólo está sentado 3 horas. ¿Pero de verdad el running no me sirve como antídoto? Si el resto del tiempo estás sentado, no es mucho. Durante 12 años se realizó un estudio a 17.000 canadienses y se descubrió que morían antes los que más tiempo estaban sentados, sin importar edad, peso o el ejercicio que realizaran.

Vamos con una clase de ciencia. Hay un gen clave, el lípido-fosfato-fosfatasa 1, al que llamaremos coloquialmente LPP1, que previene los trombos sanguíneos y la inflamación, un buen tipo que mantiene tu sistema cardiovascular en hora. Bueno, pues te lo puedes cargar de modo significativo si estás sentado unas horas. Y lo peor, que no lo reanimas con un poquito de ejercicio si estás parado el resto del día. Duele escucharlo, pero el LPP1 es débil ante el sedentarismo y resiste al ejercicio. Ójala fuéramos sólo propensos a las enfermedades coronarias y a la diabetes. Pero esta película de terror está lejos de su fin: El Instituto Americano para la Investigación del Cáncer acaba de relacionar el sedentarismo prolongado con un mayor riesgo de cáncer de colon y mama. Además, gana fuerza entre los factores de riesgo para sufrirlo. Y, como ya te puedes imaginar, aquí tampoco sirve de mucho el ejercicio para compensar la deuda externa que contrajiste con el sedentarismo. Según un centro de atención a enfermos de cáncer en Alberta (Canadá), la inactividad está relacionada con 49.000 casos de cáncer de mama, 43.000 casos de cáncer de colon, 37.200 de pulmón y 30.600 de cáncer de próstata en un año.

No queremos convertirnos en mensajeros de la muerte, pero aún hay más: una encuesta realizada en 2013 a unas 30.000 mujeres demostró que las que estaban sentadas más de 9 horas al día eran más propensas a sufrir una depresión que las que se sentaban menos de 6 diarias. Hay una causa médica para esto: si te sientas baja tu circulación, y el flujo de hormonas del bienestar a tu cerebro es menor. A estas alturas deberías estar leyendo de pie. Si es así, hemos triunfado. Y tú también, porque el antídoto es sencillo y barato: levantarse y hacer ciertos parones en la actividad. Es importante que interrumpas tu proceso sedentario de vez en cuando y cambies tu postura: aunque sea sólo un minuto, será suficiente para que mejore tu salud. Y, para tu lado runner, mejorará tus marcas: según varios expertos en biomecánica, sentarte nada más correr puede hacer que te lesiones más rápidamente. La explicación es física: después del ejercicio, si te sientas, tus músculos pueden estar muy rígidos o sobreestirados, malas recetas para tu técnica de carrera. Aunque hayas hecho una tirada larguísima o un día de series criminal, te viene mejor moverte un poco para recuperarte. Venga, de pie, es bueno para cuerpo y mente.

Fuente: Runners World

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