Si le aparece un bulto en el cuello, axilas o ingle debe evaluar posible linfoma no hodking, el cuál es muy difícil de diagnosticar.
Por Revista Ejercicio & Salud
Hay personas a quienes les aparece
un bulto grande en el cuello, axilas o ingle, sin razón ni dolor y durante
meses, que podría tratarse de un linfoma no hodking. Al observar este síntoma más
importante debe acudir a su médico de cabecera para verificar su estado de
salud, que es la única manera de detectar de forma temprana esta enfermedad. Esto
podría significar que está combatiendo infecciones o células cancerosas en su
cuerpo,
indicó el
Dr. Benito Castillo, hematólogo del Centro Hemato Oncológico de Panamá (CHOP).
Estos
bultos o ganglios linfáticos son nódulos pequeños en forma de fríjol, con un
tamaño inferior a un centímetro, que en condiciones normales no se llegan a
palpar. Ellos defienden nuestro organismo cuando filtran y combaten bacterias,
infecciones y células cancerosas.
Estos ganglios
forman parte del sistema linfático, y se agrupan en forma de racimos en varias
zonas del cuerpo, como el cuello, las axilas, las ingles, el tórax y el
abdomen. El sistema
linfático es un aparato circulatorio de líquidos corporales. Drena los líquidos
de los tejidos, filtra bacterias e infecciones, y devuelve proteínas a la
sangre. Además, permite que se generen linfocitos.
Los
linfomas no hodking son tumores que se originan en las células del sistema inmunitario,
generalmente en los ganglios o nódulos linfáticos. Comienzan cuando un tipo de célula
de la sangre y un tipo de glóbulo blanco llamado linfocito se hace maligno.
Este linfocito se multiplica de forma descontrolada y se acumula en diversas
partes del cuerpo: ganglios linfáticos, médula ósea, sangre, y diversos
órganos.
Estos linfomas pueden no ser
diagnosticados de forma oportuna, ya que sus síntomas pueden confundirse con
otras enfermedades en fases tempranas. Y cuando llegan a la consulta con un
hematólogo, pueden comportarse con mucha agresividad. Si se detecta de forma
tardía puede que el paciente necesite de varios tratamientos combinados para
contrarrestar la enfermedad, afirmó el Dr. Benito Castillo, hematólogo.
Para esto, el Dr. Castillo, explica que la clave es observar los síntomas de alarma y acudir al médico al
verlos. Cuando aparecen
ganglios inflamados o agrandados, sin dolor, sin tener una infección por virus
y durante meses, debe prestar suma atención. La inflamación del ganglio puede darse, sobre todo, en el
abdomen, axilas, área inguinal. Además, debe fijarse si hay fiebre, sudor nocturno y/o pérdida no
explicada de peso. Si ve algunos de estos síntomas debe consultar a su médico
de cabecera para descartar el linfoma no hodgkin.
Ante la sospecha de un
linfoma, el doctor buscará el ganglio más accesible y de mayor tamaño, y
extraerá una buena porción del ganglio para enviarlo a un laboratorio a
examinar, y tener un diagnóstico definitivo.
No es una enfermedad
hereditaria, sino que surge a partir de mutaciones desarrolladas por nuestros
propios linfocitos. El fenómeno inflamatorio inmunológico puede incidir en la
mutación de los linfocitos y convertirlos en células oncogénicas.
Los linfomas no hodgkin es el primer cáncer de la sangre más
común del mundo y representa el 2% de todos los diagnósticos de cáncer en general. Pueden
presentarse a cualquier edad. Sin embargo, es más común que se diagnostique entre
los 50 y 60 años de edad.
Infecciones
prolongadas aumentan riesgo de linfoma
Como en todo caso de
cáncer, es muy difícil determinar la causa o factor que disparó la
enfermedad.
Pero tener un familiar de primer
grado de consanguinidad (padre, madre, hijo, hermano) con linfoma no hodgkin podría
aumentar el riesgo de padecerlo.
Tener un sistema inmunitario
debilitado aumenta el riesgo de padecer linfoma no Hodgkin. Por ejemplo, el virus
de la inmunodeficiencia humana
(VIH) puede debilitar el sistema inmunitario, y las personas
infectadas con el VIH tienen un mayor riesgo de padecer esta enfermedad. Este
cáncer de la sangre es el segundo cáncer más frecuente diagnosticado en pacientes con SIDA.
Algunas infecciones prolongadas pueden
aumentar el riesgo de una persona de padecer linfoma al forzar al sistema
inmunitario de una persona a estar constantemente activo, por ejemplo, el Helicobacter pylori y la Chlamydia psittaci.
Se ha establecido la
relación directa entre la bacteria helicobacter Pylori y un tipo de linfoma en el estómago. Esta bacteria es
conocida por causar úlceras estomacales.
También se ha establecido
la relación directa entre la infección por clamidia ó chlamydia y un linfoma
desarrollado en el ojo. Esta bacteria puede causar una infección pulmonar.
Los linfomas agresivos responden
mejor a la quimioterapia. Los no agresivos no responden tan satisfactoriamente
a la quimioterapia, llegándose a considerar incurables. Afortunadamente, los
pacientes que no respondían a la quimioterapia tradicional se han beneficiado
de nuevas
oportunidades
de mejora o curación, debido al nuevo tratamiento de la terapia dirigida.
Recomendaciones
Las recomendaciones básicas para una lograr una detección temprana son: llevar un estilo de vida saludable, evitar el alcohol y el tabaco, la exposición solar y a la radiación, alimentación balanceada y actividad física, aseveró el Dr. Castillo.