Hospital Clínica Bíblica trabaja en alianza con el TEC para ofrecer nuevas alternativas en tratamientos para la salud.
Terapia VIURE aprovecha las propiedades biológicas de la sangre para facilitar la recuperación del cartílago dañado, los tendones, ligamentos, músculos, o incluso, hueso.
Se recomiendan entre dos a cuatro infiltraciones con intervalos de 8 a 15 días entre cada una de ellas, para lograr una reducción significativa de la rigidez.
El Hospital Clínica Bíblica incursiona
en el desarrollo de medicamentos biológicos para innovar en el campo de la
biotecnología médica, con el objetivo de crear soluciones en diferentes campos,
como ortopedia y medicina deportiva, entre otras.
Esta aliaza permite que los microbiólogos de
Hospital Clínica Bíblica trabajen en conjunto con los biotecnólogos del
Tecnológico de Costa Rica (TEC), para ofrecer tratamientos a la medida del
paciente que presenta problemas en articulaciones de peso, por ejemplo rodilla.
La inflamación de las
articulaciones se puede producir por condiciones médicas o mecánicas, pero
también puede ocurrir por cambios químicos del líquido dentro la estructura
ósea. Las sustancias biológicas que contengan proteínas con capacidad de
restaurar el equilibrio químico dentro de la cavidad articular, pueden mejorar
la capacidad para el movimiento.
Según el Dr. Carlos Palavicini, ortopedista
y traumatólogo, especialista en medicina deportiva del Hospital Clínica
Bíblica, la terapia VIURE
pretende mejorar la función articular, hasta donde biológicamente sea posible. “La
mayoría de los pacientes con las rodillas tratadas con cuatro inyecciones de
VIURE, logran una reducción de la rigidez del más del 65%, así como una mejora
de la función de la rodilla”, agregó el
especialista.
VIURE
es una combinación de sustancias biológicamente activas. Se utiliza como
tratamiento en pacientes que no pueden seguir o no responden a los tratamientos
farmacológicos convencionales. Es un producto autólogo, es decir que se derivada
de la propia sangre del paciente, es estéril y de aplicación rápida e inmediata,
sin efectos secundarios.
“Ayuda
a reparar los tejidos o cicatrizar lesiones de una manera potenciada y
acelerada. En contraste con otros tratamientos, esta terapia no requiere un
procedimiento médico complejo, es una intervención sencilla, poco invasiva,
generalmente entre 15 y 45 minutos, no es más dolorosa que una inyección normal,
por lo que en la mayoría de los casos se realiza sin anestesia”, comentó Palavicini.
Este efecto se puede percibir desde los 15 días posteriores a la aplicación. Los pacientes pueden experimentar recuperación de la flexibilidad, por un lapso de tiempo que, dependerá de la condición de su lesión articular y de las dosis requeridas o aplicaciones en su tratamiento. En la mayoría de los casos se recomiendan entre dos a cuatro infiltraciones con intervalos de 8 a 15 días, entre cada una de ellas. Estas pueden variar en función del tipo de lesión, el grado de afectación y evolución del paciente, mientras tanto, entre cada infiltración el paciente puede continuar con su vida normal.