Aunque gozan de una excelente condición física, los atletas de alto rendimiento también deben educar su impulso sexual y aprender a gozar de la sexualidad de manera integral. otra cosa… ¿quién dice que esta práctica está contraindicada Antes de una competencia?
Por: Dra. Margarita Murillo Gamboa, terapeuta y consultora en salud pública
Si queremos hablar del placer sexual en los deportistas de alto rendimiento, debemos partir de un paradigma teórico que no limita el placer sexual a lo erótico-sensorial, sino que está integralmente involucrado en las decisiones, valores, actitudes y expectativas o exigencias culturales con respecto al “rendimiento” en el tema del placer sexual; es decir, la sexualidad tiene tres componentes: erótico (cuerpo), afectivo (sentimientos) y espiritual (decisiones-valores).
Al mencionar este enfoque, partimos del principio de que la energía sexual es integral y no solo busca satisfacer un deseo de piel o del
cuerpo, sino de la persona que está dentro de ese cuerpo.
Esto entonces nos acerca a la “exigencia” que emocionalmente vive el deportista de alto rendimiento con relación a su “respuesta o rendimiento” (valga la redundancia) en su desempeño sexual. Bajo esta premisa, los atletas de alto rendimiento pueden caer en el prejuicio de creer que –por su condición de atletas– no van a tener “dificultades” o necesidad de educar su impulso sexual para que se convierta en fuente de salud y no en un escudo de seguridad personal.
Creencias sin fundamento
El artículo http://www.ciclobr.com/sexodeporte.html detalla algunos mitos que deberían combatirse y aquí resumimos.
El primero de ellos es la creencia popular de que el sexo debilita o quita energía; en consecuencia, los deportistas piensan que deben
tener una vida sexual con límites porque de lo contrario, corren el riesgo de no cumplir sus metas profesionales por falta de fuerza.