La respiración también se entrena y es vital para el rendimiento deportivo
La respiración es un factor clave en la práctica deportiva, y está al límite entre el control voluntario y el instintivo. A través de ella conseguimos obtener el oxígeno necesario para que las células se carguen de energía y nos permitan realizar la actividad correctamente. En ocasiones, como consecuencia de una mala técnica de respiración, el aporte de oxígeno es insuficiente. No podemos frenar la respiración pero sí modificar algunos parámetros como su ritmo, profundidad y canal de entrada (nasal o bucal).
El acto de respirar es innato, natural; desde que nacemos se convierte en nuestro principal medio de supervivencia. Quizás por ello no le demos la importancia que merece y no tengamos en cuenta que respirar bien es un principio básico para conseguir un buen rendimiento deportivo. Cuando corremos, practicamos alguna actividad como la escalada o, simplemente, hacemos pesas no nos concentramos en la manera en que respiramos, solo en la acción.
¿Y por qué tendríamos que intentar controlar la respiración durante el esfuerzo? Debemos determinar cuál es el momento idóneo para tomar o expulsar aire y por qué canal. Tenemos dos vías de obtención de oxígeno: la nariz y la boca. Lo ideal es inspirar por la nariz, para que el aire entre depurado en los pulmones, y a su vez expulsarlo por la boca. Al igual que ocurre con el resto de los grupos musculares, la respiración también se entrena para impedir que el sistema respiratorio llegue a la extenuación.
Aunque no existe una norma rígida sobre cómo respirar, debemos tomar aire fuertemente por la nariz, llenando los pulmones, y expulsar el dióxido de carbono poco a poco por la boca. Si estamos en mitad de una carrera, el ritmo de respiración deberá ser constante durante el tiempo que dure el ejercicio. Al igual que en cualquier otra actividad aeróbica, la demanda de oxígeno se incrementará y, por tanto, el aporte no debe interrumpirse.
Por otra parte, si estamos realizando ejercicios de fuerza o resistencia nos concentraremos en determinar el momento adecuado de inspirar y expirar. Tomaremos oxígeno cuando estemos en una postura relajada, para que las células se nutran y permitan la contracción; justo en ese momento será cuando tendremos que expulsar el dióxido de carbono.
Estas sencillas reglas pueden ayudarnos a lograr una mayor funcionalidad del movimiento, con menor gasto energético.
Fuente: Muy en Forma