Comidas de trabajo, cenas familiares… todas estas citas están plagadas de alimentos que no solemos comer durante el resto del año y que entran solo con mirarlos. No falla. Cuando acaba este periodo, el que más y el que menos se ha echado encima una media de dos a tres kilos que, según los expertos, si seguimos unos sencillos consejos podríamos evitar. Estas son las sugierencias hechas por el equipo de nutricionistas:
1) Comer algo antes de ir a las comidas familiares o celebraciones. Tomar un pequeño snack saludable un rato antes evitará llegar con hambre y ansiedad, y comer por impulso.
2) Continuar con el ritmo normal de comidas. Este ritmo ha estabilizado el peso de cada persona y no es momento para realizar ayunos o comenzar una nueva dieta. Lo más saludable es hacer tres comidas diarias, un tentempié a media mañana y otro a media tarde.
3) No picar nunca del centro de la mesa. Es mejor servirse una ración en un plato, de manera que el cerebro controle la cantidad de comida que se está tomando. Si se consumen los alimentos de un cuenco o un plato del centro, siempre se tiende a comer en exceso sin ser conscientes.
4) Cuidado con los aperitivos. El jamón, el lomo o los ahumados son preferibles a los canapés. Es mejor evitar las patatas fritas y sustituirlas por frutos secos en cantidad moderada.
5) Procurar empezar por las proteínas: estimulan las hormonas de la saciedad. Un aperitivo de jamón ibérico, marisco, mejillones o queso bajo en grasa hará que después se tenga menos apetito y se evitará comer en exceso y la tentación de los dulces.
6) No olvidar que el alcohol supone un elevado aporte de calorías. Elegir un refresco light, zumos o agua mineral. Otra opción es la cerveza sin alcohol o una copa de buen vino. Cuidado con los chupitos, mejor el champagne con el que, de paso, se puede brindar por un año saludable.
7) Comer de los platos que menos engordan. Es mejor para evitar la ansiedad, saciarse y estar bien nutrido. Estos alimentos son los de bajo índice glucémico, incluyen verduras, frutas, ensaladas, carnes o pescados. Las gambas y los langostinos cocidos o a la plancha son ideales para aquellos que no sufren de ácido úrico y colesterol, son bajos en calorías y pueden comerse con tranquilidad. Es bueno evitar, en la medida de lo posible, el pan y los alimentos que lleven harina o azúcar.
8) Consumir preferiblemente los alimentos cocidos, al horno o al wok en lugar de fritos y rebozados.
9) Evitar las salsas y las cremas. Suelen llevar gran cantidad de aceite, nata o patatas. Se pueden sustituir por quesos untables light condimentados con especias, que son apetitosos y no aportan grandes cantidades de calorías. El aceite de oliva debe utilizarse con moderación, por su elevado aporte calórico.
10) Reducir la cantidad de sal. Los alimentos salados producen retención de líquidos.
11) La cantidad sí importa y las porciones son la clave. Si no puede evitarse, se puede probar de todas las delicias de la mesa, pero solo una pequeña porción.
12) Cuidado con los postres: se ingieren cuantiosos aportes de calorías vacías sin contenido nutricional. Se pueden buscar alternativas, como reemplazar los turrones por su versión light.
13) Tomar libremente infusiones o café. Si es posible, con leche desnatada.
14) Continuar realizando ejercicio físico. Media hora de ejercicio diario producirá bienestar; disfrutar de una noche de baile mejorará la agilidad y el físico; un paseo a paso vivo o un trote en llano es una buena manera para dejar de pensar en la comida; recorrer la ciudad para ver los escaparates y luces navideñas permite disfrutar y quemar calorías.
15) No olvidar beber agua como mínimo dos litros y dormir ocho horas al día.
Fuente: ABC.es