La genética, el estilo de vida y hasta el ambiente pueden ser algunas de las razones del envejecimiento prematuro. Aprenda a contrarrestarlo
Por Ivannia Varela
En las típicas reuniones de ex compañeros de escuela o secundaria es fácil notarlo: aunque todos tienen la misma edad, algunos lucirán más jóvenes que otros. ¿A qué obedece este contraste? De acuerdo con la médica cirujana y experta en anti-edad, María José Alfaro Vega, en el proceso de envejecimiento entran en juego múltiples factores. Entre ellos están los siguientes:
Genética:
Los genes no solo definen nuestros rasgos físicos, sino que también intervienen en otros aspectos como la resistencia y el color de la piel, el nivel de grasa y su capacidad de regeneración.
Hábitos dañinos:
El fumado y el consumo excesivo de alcohol aumentan la producción en las células de sustancias tóxicas llamadas radicales libres que oxidan el organismo y aceleran su deterioro.
Desnutrición:
Una alimentación inadecuada no permite que el organismo reciba los micronutrientes y sustancias necesarias para el correcto funcionamiento metabólico de las células. Esto incrementa el flujo de radicales libres y disminuye la producción de mecanismos de defensas, como los antioxidantes.
Obesidad:
Este factor varía su efecto en el envejecimiento de acuerdo con la edad. Usualmente, antes de la cuarta década de vida, las personas con exceso de kilos aparentan tener menos años; sin embargo, después podrían lucir mayores que sus parientes. En ese sentido, algunos estudios científicos han comprobado que quienes tienen una zona abdominal protuberante presentan un incremento en la llamada hormona del estrés (el cortisol) que activa la producción de radicales libres.
Clima:
Factores del ambiente como viento seco y frío –pero especialmente la exposición a rayos UVA y UVB– son los principales responsables del daño que sufre la piel. Estos rayos aumentan los radicales libres y hacen que la piel pierda la capacidad de mantenerse hidratada y fresca.
Condiciones de salud:
Ciertas enfermedades o factores emocionales como la depresión también podrían favorecer la producción de toxinas, afectar la circulación, el grado de hidratación y los procesos de reparación de la piel.
Sustancias determinantes
Además de todos los factores mencionados, es importante tomar en cuenta que el envejecimiento es un proceso natural del que nadie escapa. En promedio, este da su banderazo de salida a partir de los treinta años cuando se inicia el deterioro paulatino de dos moléculas clave en la resistencia y la elasticidad de la piel: el colágeno y la elastina. “Cuando la producción de dichas sustancias se ve afectada, comienzan a surgir los signos característicos del envejecimiento, como las líneas de expresión, las arrugas, las manchas, la flacidez y la resequedad”, puntualiza Alfaro.
Pero la buena noticia, según la dermatóloga Jahgnna Cordero, es que en la actualidad existe un amplio abanico de alternativas para desacelerar o contrarrestar este proceso.
Además de combatir los factores modificables mencionados (alimentación, exposición al sol, obesidad y clima), la industria farmacéutica ha desarrollado productos anti-edad de gran impacto, como cremas, pastillas y tratamientos de vanguardia.
Desarrollo farmacéutico
A raíz de las investigaciones de los últimos años, se ha visto que –además del colágeno y la elastina– existen otras sustancias que pueden actuar como antioxidantes y revertir los daños causados en la piel por factores extrínsecos; por ejemplo, las vitaminas C, D y E.
De igual manera, se tiene información de sustancias que promueven la regeneración de las fibras colágenas, como el madecassoside y los derivados de la vitamina A (el ácido retinoico y el retinol), al igual que los alfahidroxiácidos, como el ácido glicólico, entre otros.
A la lista se suman las sustancias antiglicantes como la carnosina, que impide el deterioro de las fibras colágenas y una amplia gama de protectores solares dermatológicamente probados.
“Debemos entender que no estamos hablando de cosmética, sino de algo más avanzado, que es la cosmiatría. Con esto último me refiero a que muchas de las cremas que hoy se producen tienen tipos de sustancias y concentraciones, con efecto real y medible científicamente. Son además formuladas para actuar dependiendo del tipo de piel de cada paciente. Se trata de casas muy serias que invierten suficientes recursos en investigación científica”, asegura Cordero.
Según la experta, junto a las cremas de última generación, también sobresalen tratamientos revolucionarios como los peelings químicos, las microdermoabrasiones, el láser de uso médico y el plasma rico en plaquetas, que podrían convertirse en grandes aliados para quienes deseen lucir más jóvenes.
Tips para mantener la frescura
* Evite los excesos. Regule el consumo de tabaco y alcohol.
* Mantenga una dieta balanceada. Puede complementar con suplementos alimenticios que contengan nutrientes y favorezcan la producción de colágeno.
* Realice ejercicios de manera regular. Esto le permitirá manejar el estrés y el sobrepeso.
* Evite la exposición directa al sol, así como las cámaras de bronceado.
* Mantenga una adecuada higiene personal.
* Use diariamente protectores solares con protección a rayos UVB y UVA con factor 50+.
* Consulte a su médico por opciones de cremas que se adecuen a su tipo de piel y contengan nutrientes y antioxidantes que retrasen el envejecimiento.
* Consulte por peelings químicos, radiofrecuencia, inyección de revitalizantes y otros tratamientos de punta.
* Una vez al mes procure realizar una limpieza profunda de su piel.
Fuente: María José Alfaro Vega, médica cirujana y experta en anti-edad, Clínica Alfaro.