Tener una buena salud digestiva puede ser clave en la prevención de enfermedades digestivas como cáncer de hígado, cáncer colorrectal, entre otros
Buena salud no es solo no estar enfermo, es también prevenir para no enfermarse. Sin embargo, para prevenir hay que conocer lo que se está previniendo, por eso cabe la pregunta: ¿usted se preocupa por su salud digestiva?
Con seguridad usted es plenamente consciente de la importancia de prevenir enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad, los problemas respiratorios y hasta el cáncer pero, ¿alguna vez se ha preocupado por la salud de su aparato digestivo? ¿Sabía que una buena salud de su sistema digestivo puede ser un factor clave para prevenir enfermedades digestivas serias como; cáncer de hígado, cáncer colorrectal, entre otros?
El próximo viernes 29 de mayo se celebra el Día Mundial de la Salud Digestiva y en este marco, vamos a repasar la relevancia de la salud digestiva y su relación con enfermedades digestivas serias como cáncer de hígado, cáncer colorrectal, entre otros.
¿Cómo mantener un sistema digestivo saludable?
El sistema digestivo está completamente ligado al tema de la alimentación y se ve impactado directamente por lo que comemos y bebemos. De hecho, es uno de los actores principales en el tema de la nutrición.
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Simplifique el consumo
En el proceso digestivo se utiliza mucha energía. Es importante evitar, en lo posible, el consumo de productos refinados con altos contenidos en azúcares y grasas; esto favorecerá una digestión adecuada.
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Coma despacio y mastique bien
Masticar los alimentos de manera correcta ayuda a satisfacer el apetito. Durante el proceso de masticar se producen, aproximadamente, 1,7 litros de saliva al día, la cual tiene un efecto lubricante y contiene encimas que ayudan a descomponer los alimentos. Las personas que comen deprisa suelen comer más de lo necesario y no tienen una digestión eficiente. El cerebro necesita, en promedio, 20 minutos, desde que comenzamos a comer, para recibir el mensaje de que nos estamos alimentando; al comer de prisa el mensaje llega cuando ya se ha ingerido más de lo adecuado.
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Saboree la comida
Aunque suene extraño, para tener una digestión sana hay que comer lo que apetece: una buena comida tiene que lograr ese efecto de “se me hace agua la boca”, lo cual producirá ese deseo de saborear y, por lo tanto, de disfrutar de la comida, esto repercute en comer más despacio, salivar más y masticar adecuadamente.
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Coma cuando está relajado
El estrés y las emociones pueden activar las hormonas combativas, las cuales hacen que el organismo se prepare para una acción distrayéndose –momentáneamente- del proceso de la digestión.
Al ingerir alimento en medio de una “preparación de batalla”, la digestión no se realizada adecuadamente, por eso es mejor no comer cuando se está enojado, presionado, o molesto…
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Coma a intervalos regulares
El organismo tiene su propio reloj. El estómago segrega jugos gástricos a intervalos regulares, si no tiene o tiene pocos alimentos que procesar puede producir lo que comúnmente conocemos como acidez.
Comer a intervalos regulares y frecuentes tiene múltiples beneficios, además de mantener una digestión sana con un sistema digestivo más sano y evitar la acidez y los retortijones por hambre, ayuda a mantener un nivel de glucosa en sangre más estable y a prevenir y combatir el sobrepeso y la obesidad.
Es recomendable hacer 5 comidas al día: desayuno, merienda a media mañana, almuerzo, merienda a media tarde y cena.
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Sáquele el mejor provecho a los nutrientes
En general, actualmente, se encuentran muchos alimentos elaborados con muchos azúcares, harinas refinadas y grasas, los cuales son mucho más difíciles de digerir además de que carecen de gran número de fitonutrientes beneficiosos para la salud.
Una forma de ayudar al aparato digestivo es consumir alimentos integrales, frutas y verduras frescas que le aportan al organismo fibra, vitaminas, minerales y fitonutrientes.
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Elimine las toxinas
Comer en exceso o consumir más de la cuenta alcohol o café –por ejemplo- u otros excitantes, enlentecen el proceso de la digestión y hacen que el hígado y los riñones tengan que trabajar demasiado.
Asimismo, el alcohol y otros excitantes producen deshidratación; lo ideal es hacer comidas moderadas y frecuentes, beber 8 vasos de agua al día para mantener el organismo hidratado y consumir la cantidad apropiada de fibra. Todo esto facilita al organismo renovarse y eliminar las toxinas.
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Restituya las bacterias buenas
El consumo de alimentos con altos contenidos de azúcares, sal e hidratos de carbonos simples pueden cambiar el equilibrio bacteriano del aparato digestivo y promover el crecimiento de bacterias que afectan el proceso de la digestión.
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Incremente el consumo de fibra
La fibra es la gran olvidada en la nutrición. Por lo general no consumimos la fibra necesaria para el correcto funcionamiento del intestino. La fibra aumenta el volumen del bolo fecal ayudando a su evacuación y ayuda a prevenir el estreñimiento.
Además, hace que los índices de glucosa en sangre sean más estables, ayuda a absorber menos grasa de las comidas y tiene un efecto saciante.