Hay estudios que demuestran que el ejercicio parece tener un efecto protector contra al menos cuatro tipos de cáncer diferentes.
Por BBC Mundo
El interés en la relación entre la actividad y el riesgo de desarrollar cáncer ha ido creciendo durante la última década.
Hay estudios que demuestran que el ejercicio parece tener un efecto protector contra al menos cuatro tipos de cáncer diferentes:
- de mama, particularmente postmenopáusica,
- de colon,
- de endometrio (útero),
- y algunos tipos de cáncer gastrointestinal superior.
Además, las investigaciones han arrojado que estar en forma ayuda a recuperarse tras el tratamiento contra la enfermedad.
Como especialista en medicina intensiva y perioperatoria -el cuidado de los pacientes desde que se contempla una operación hasta que se recuperan- Denny Levitt se interesa especialmente en esa relación entre el ejercicio y la salud.
Cuando la BBC la consultó para explorar el tema, Levitt, del University Hospital, Southampton, Inglaterra, señaló que la razón de que estar en buen estado físico parece tener un efecto protector aún se está investigando, pero que la evidencia de que el efecto existe ya está ampliamente aceptada.
– ¿Qué grado de protección proporciona el ejercicio, por ejemplo en el caso del cáncer de mama?
– Se han hecho algunos estudios epidemiológicos. Uno que fue publicado recientemente indica que alrededor del 10% del cáncer de mama postmenopáusica en Australasia puede ser atribuido directamente a la inactividad física.
Eso quiere decir que uno de cada 10 casos de ese cáncer estaba vinculado a la falta de ejercicio.
– ¿De cuánto ejercicio estamos hablando?
– Las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que deberíamos hacer alrededor de 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana.
Eso significa, por ejemplo, una caminata a paso rápido o una vuelta en bicicleta, y lo que sugerimos es que lo haga por períodos de unos 30 minutos.
Así que cinco veces por semana, 30 minutos de ejercicio moderado.
Si se trata de ejercicio de alta intensidad, como jugar fútbol o trotar, 75 minutos a la semana sería suficiente para reducir tu riesgo sanitario.
– ¿Se sabe cuál es el impacto del ejercicio en personas que ya tienen cáncer en términos de las posibilidades de recuperación?
– Sí. Al parecer el ejercicio, la actividad física y estar en buena forma tienen un efecto importante en los índices de supervivencia de cáncer.
Eso se traduce en que individuos que tienen mejor estado físico mejoran los índices de supervivencia en cinco o diez años, algo se mantiene incluso cuando se tienen en cuenta otros factores de riesgo, como la obesidad o fumar.
– ¿Tenemos alguna idea de cuál puede ser el mecanismo que provoca la mejoría?
– Quizás son varios efectos protectores de ejercicio y buen estado físico.
En primer lugar, la gente que tiene un buen estado físico tiene más posibilidades de soportar las terapias contra el cáncer. Es común que se requiera cirugía mayor y sabemos que la probabilidad de que individuos que están en mejor forma sobrevivan y tengan menos complicaciones es más alta.
Además, las personas con buena condición física toleran mejor la quimioterapia y están empezando a surgir indicaciones de que sufren efectos secundarios menos tóxicos por la quimioterapia.
La biología específica subyacente de este efecto protector se está investigando muy activamente en la actualidad.
Lo que sabemos es que el ejercicio es antiinflamatorio -que significa que reduce nuestra respuesta inmune a largo plazo-, y sabemos que a largo plazo el tener procesos inflamatorios crónicos aumenta el riesgo de que el cáncer retorne y reduce las posibilidades de supervivencia.
Así que es posible que haya alguna interacción entre el cáncer, la inflamación y el ejercicio, pero eso todavía está en la etapa temprana de investigación.
– La mayoría de la gente considera que el ejercicio es fundamental para llevar una vida sana. Sin embargo, a menudo cuando nos enfermamos, tendemos a pensar que el descanso es muy importante. ¿Es errado?
– Absolutamente. Creo que es muy importante que les digamos a los pacientes que incluso si han sido diagnosticados con cáncer, el descanso no es la solución: hay que mantenerse activo.
– Pero uno puede pensar que esforzarse mucho haciendo ejercicio puede repercutir negativamente en la salud…
– Definitivamente, no concordamos. Y la recomendación ha cambiado en los últimos 20 años, como resultado del aumento de evidencia que indica que el ejercicio es beneficioso.
Solía ser así: si te sientes mal, acuéstate y eso te ayudará a recuperarte. Pero, de hecho, parece ser todo lo contrario: el movimiento, el ejercicio y la actividad poco después de una cirugía por cáncer o durante el tratamiento puede mejorar el pronóstico a largo plazo.
– Parecería que en muchos aspectos el ejercicio es casi una panacea…
– Tienes toda la razón, y si alguien se lo hubiera inventado como una terapia medicamentosa estoy segura de que sería muy popular.