Como papá y como entrenador, Fabián Morales guía los pasos de quienes buscan cumplir sueños por medio del deporte.
Por Carla Castro Lizano.
Fabián Morales lleva a sus hijas en la piel, como a un tatuaje. Padre de Emma y Mila, de cinco y tres años, este entrenador de atletismo divide su tiempo entre su familia y los 70 planes de entrenamiento que actualiza cada mes, para ayudar a otros a lograr sus objetivos. Fabián es parte del staff de siete entrenadores del grupo Hypoxic, que en conjunto entrenan a más de 200 personas.
Tiene muy claro que su responsabilidad va más allá de lograr un mejor rendimiento en sus alumnos; él ayuda a cumplir sueños y esta es su mayor satisfacción.
Sus alumnos van desde los 12 a los 50 años, y en estos momentos un grupo de casi 30 personas se visualiza en la meta de la maratón de Chicago, en octubre próximo. Más que un trabajo, describe su jornada como un estilo de vida que para nada es un sacrificio, a pesar de levantarse de lunes a sábado a las 4:30 a.m.
«Sencillo, relajado, activo y bombeta», como lo describe su esposa Karina Esquivel, muestra su gran sentido del humor al afirmar con orgullo que en su clóset desfilan más de ocho pares de tenis, en contraste con unos huérfanos zapatos. «Cuando tengo eventos formales le pido prestado a mi papá, de hecho cuando me casé lo único mío eran los calzoncillos», cuenta con una carcajada que resuena en medio de La Sabana, su lugar de trabajo diario desde que el sol se asoma tímido en el horizonte.
De pequeños y grandes corredores
Pasó del basketbol al atletismo. La causa fue una lesión de ruptura de menisco y de ligamento cruzado anterior. Después de una operación y luego de nadar para rehabilitarse, decidió cambiar al atletismo en el 2005.
Cuando se le pregunta por sus mayores logros en el atletismo, lejos de hacer énfasis en sus 40 minutos en 10 km y algunas medallas por primer y tercer lugar, resalta su objetivo de correr a largo plazo y construir sueños ajenos: «Mi satisfacción no es qué tan bien me va a mí, sino qué tan bien les va a mis alumnos».
Graduado como licenciado en educación física, luego de trabajar en varios gimnasios fue «el profe favorito» de alumnos del ICS y de la escuela Humboldt. Karina recuerda: «Cuando algún estudiante lo saluda le dice con emoción, ‘Frijolito’, apodo que le inventó uno de sus pupilos, al preguntarles «¿cómo creen que me llamo yo?».
Fabián ahora extraña su trabajo con niños pero lo retoma con sus hijas, a quienes acompaña a natación y en quienes quiere inculcar el amor por el deporte.
«Es un papá muy dedicado, él entra por la puerta y va directo a buscarlas mientras juegan escondido, o a perseguirlas con ataque de cosquillas incluido», agrega su compañera con quien tiene siete años de matrimonio.
Para Karina, Fabián es un papá muy protector pero a la vez firme en disciplina. Una disciplina sana eso sí, porque su visión es de largo plazo.
«Uno no se puede enfocar solo en la gente que gana; a un chiquillo le dan una medalla y la guarda en una gaveta y se olvida de ella, pero si al niño se le da la oportunidad de disfrutar del deporte y que se motive por el resto de su vida, esto es lo más importante».
Este «profe», quien ahora está estrenando una certificación como entrenador de IAFF (Federación Internacional de Atletismo, en español), afirma que su compromiso como entrenador lo aplica tanto con pequeños como con adultos: «Igual felicito a quien llega de primero como a quien llega de último».
¿Qué es mejor: entrenar a niños o a adultos?
Veo el lado positivo de ambos. Me encanta darles clases a niños y de hecho me hace falta.
¿Qué es lo mejor de los dos mundos?
La satisfacción de verlos cumplir algo que ellos pensaban que no podían hacer, como un señor que me agradeció el haber terminado una maratón, dejando atrás el recuerdo de haber sido el último y el más malo en educación física cuando niño.
¿El adulto más niño que ha tenido?
Una muchacha que llegó 12 horas tarde a un entrenamiento y me esperaba en La Sabana a las 5:30 de la tarde.
¿Si pudiera ser un niño, qué edad tendría y qué haría?
Tendría unos 11 años y trataría de enfocarme más en hacer todos los deportes que pueda, no solo uno.
¿Cómo es Fabián el entrenador?
Trato de que la gente se sienta a gusto en las clases, que hagan su mayor esfuerzo. Que lo disfruten, que no sea un estrés.
¿Un entrenador como papá?
Trato de no presionar a mis hijas, que les guste el deporte que practican.
Rapiditas:
Un deporte:
Atletismo
Una meta:
Ay Dios, esta si está difícil…Seguir trabajando con mis amigos y disfrutar lo que hago.
Lo más sagrado es…
Mi familia
Lo mejor de trabajar de madrugada es…
Que me acuesto a las 8 de la noche (Ríe)
La peor madrugada que recuerda:
Una vez que salimos a despedir a un amigo que se iba a casar y llegué a la casa a las 4am, a las 4:30 tenía que trabajar y me pegaron una regañada en la casa…
Un amor…
Mi esposa y mis hijas
Un sueño ajeno…
Ser atleta olímpico
Un orgullo…
Mis hijas
Dentro de 20 años será un papá…
Que sigue corriendo y que le va a encantar que sus hijas practiquen deporte
El mejor alumno es aquel que…
Se esfuerza siempre por ser mejor
Y el peor alumno es…
El que no quiere entrenar