«Vivir al máximo la vida». Ese es el lema de Oscar Alvarenga Torres. Después de sufrir un accidente a los 14 años que lo dejó con una discapacidad, tomó la decisión de salir adelante. Hoy es un atleta élite de Costa Rica
Por Carolyn Hernández
Aunque nació en El Salvador, es un tico más, porque su familia se vino al país cuando Oscar estaba de meses por un tema de seguridad. Fue así que sus raíces se desarrollaron en este país. Creció jugando las mejengas de fútbol con los amigos del barrio.
A sus 14 años le llamaba la atención manejar, así que tomaba el carro de la mamá sin permiso. En ese momento su papá tenía una empresa de transporte de carga pesada, por lo que había comprado un cargador para ayudarse en acarreos de tierra y escombros.
Cuando el mecánico estaba revisando la máquina, Oscar aprovechó para tocarla, así que tuvo la oportunidad de sacar unos tornillos de una pala y esta le cayó en el abdomen y lo prensó. “Me dejó con una fractura en la columna y de ahí la discapacidad. Fue muy duro, porque los doctores no me daban esperanza de vida. Pasé de 10 a 11 meses internado de hospital a hospital”, cuenta este hombre de 35 años.
Del dolor a la gloria
No era de más esperarse que al pasarle este doloroso accidente quedara muy desmotivado. Pero siempre tuvo el apoyo de sus padres y amigos, así que esa compañía hizo que sintiera que no lo veían como una persona con discapacidad, sino más bien formaba parte de los juegos, las actividades y paseos que realizaban. “Yo era uno más de la pelota. Eso me ayudó a que no me viera en una silla de ruedas a pesar de saber que mi situación era realidad”, recuerda con entusiasmo.
Otra situación que hizo que se motivara fue ver personas que hacían deporte con lesiones mucho más severas que las de él. Tomó la decisión de hacerlo y salir adelante. “Estando internado en el CENARE, la Selección Nacional de Silla de Ruedas practicaba baloncesto. Desde ese momento quería formar parte, pero me decían que tenía que aprender a levantar la silla en dos llantas. Un día me prestaron una silla y me puse a practicar. Me caí como 30 veces tratando de aprender”, señala Oscar, que es casado hace 9 años y tiene una hija de 5 años.
Hasta que fue llamado para formar parte de esa selección, que asistiría a los Juegos Paracentroamericanos para el año de 1997. En ese momento ya empezaba a correr 100 metros, 200 metros y 400 metros. Aunque cuenta que inició embarcado. “En un partido de baloncesto en Tacares de Grecia me dijeron que iban a hacer una carrera de tres kilómetros. Me invitaron a hacerla y les dije que no, porque nunca había corrido en silla de ruedas. Al final participé con los tres kilómetros y quedé en tercer lugar”, cuenta con orgullo.
En esos mismos juegos participó en 100 metros, 200 metros y 400 metros planos y para su sorpresa ganó una medalla de bronce en los 100 metros, así comenzó en este mundo que ha cosechado muchas medallas de oro y logrado imponer récords centroamericanos. “Es difícil, pero es bonito, porque me ha dado mucha satisfacción al saber que soy un atleta de alto rendimiento. A pesar de mi discapacidad, he salido adelante. Pero mi motivación es que personas me vean como un gran deportista y quieran ser como yo”, concluye con su gran sonrisa.
Se está preparando para dejar una nueva historia en el Medio Maratón el 29 de agosto en Guatemala y el 10 de junio participará en los 10 km del Comité Olímpico.
El día a día
Lunes: Día de descanso y no entrena. A las 9:30 a.m. se une a su trabajo, en donde da soporte al 1193 y asistencia de telefonía fija del Instituto Costarricense de Electricidad. Este es un servicio que brinda Coopesuperación, que conforman 56 personas con alguna discapacidad física.
Martes: A las 6 a.m. debe estar en el Estadio Nacional para entrenar en la pista hasta las 7 de la mañana. Seguidamente, se va a su trabajo, en donde está hasta las 6:30 de la tarde.
Miércoles y viernes: tiene que estar las 5 a.m. en el gimnasio Compact Body Gym para trabajar los brazos, hombros y espalda. Después de las 6 de la mañana debe hacer un recorrido de 20 km.
Domingo: Día de competencia, por lo que su esposa e hija siempre lo acompañan a la hora que sea.