Una deshidratación provocada por ingerir alimentos o bebidas que reduzcan la cantidad de agua en el organismo puede ser peor que deshidratarse por actividad física.
Por Revista ES
Vegetales, frutas, bebidas y cereales son comunes en casi todas las dietas de un deportista, a pesar de que no siempre podrían tener efectos positivos, dependiendo del momento en que sean consumidos.
Una mala escogencia llevaría al atleta a iniciar su trabajo con síntomas que pueden ir desde un leve grado de deshidratación hasta estados que comprometan el rendimiento muy poco tiempo después de haber iniciado la competencia o un fuerte entrenamiento.
Algunos deportistas son amantes del café, pues disfrutan esa sensación de energía o vivacidad que otorga la cafeína. Sin embargo, no siempre podría ser una buena idea, al igual que el té. “Ambas son bebidas diuréticas que deshidratan las células, por lo que inducen a la necesidad de vaciar la vejiga más rápida y constantemente, lo que redunda en una deshidratación antes de la competencia” afirma la nutricionista Tatiana Céspedes.
Sucede igual con el azúcar y la sal, que quitan agua a las células. Por lo tanto, muchas veces no son tan efectivas como parecen. En lugar de esas bebidas, un par de bocadillos de distintos grupos de alimentos (fruta y galleta, por ejemplo) podrían traer más beneficios y evitar la sensación de deshidratación en el atleta.
La especialista asegura que las comidas grasosas o muy azucaradas también pueden desencadenar escenarios poco favorables para el atleta que los consume, porque podría llevar a cuadros de diarrea que inmediatamente lo hará deshidratarse. “Hay mucha fibra insoluble que favorece el tránsito intestinal y el volumen de este, en el caso de personas estreñidas. Pero podría darse el caso de un atleta que antes de una carrera ingiera estos alimentos sin una adecuada cantidad de agua y tenga efectos adversos previo a su competencia. La cantidad de fibra presente en dos rodajas de pan es suficiente para alterar la tranquilidad de un atleta en ese aspecto”.
Céspedes insistió en que el atleta nunca debe comer en las dos horas previas a la carrera. “Antes de eso, se tiene un tiempo prudencial para tratar de procesar cualquier alimento que no sea muy pesado y así llegar sintiéndose bien a la carrera; contrario a lo que pasaría si tuviera menos tiempo de respuesta”.
No se confíe
Cereales integrales, frutos secos, semillas y leguminosas tienen la suficiente fibra insoluble como para alterar su organismo antes de una carrera y modificar su estado de hidratación. Atletas propensos a cuadros diarreicos o que recién se reponen de la pérdida de líquidos por diarrea deberían evitar esos alimentos para no empeorar su estado de deshidratación.
Efecto en cadena
En algunas personas un alto consumo de carnes rojas podría generar exceso de hierro en el organismo, lo que a su vez desencadenaría una diarrea con su inmediato efecto de deshidratación. Lo mismo podría ocurrir si hay un desmedido consumo de suplementos alimenticios, según el Consejo Estadounidense sobre Deportes y Nutrición.
Cuide sus brindis
Las bebidas alcohólicas son una amenaza a la hidratación del organismo, porque rápidamente induce a la pérdida de líquidos. Una sola cerveza –que por lo general tiene grados de alcohol superiores a 4%– es suficiente para que el atleta desajuste visiblemente su nivel de hidratación.
Una mala señal
Sentir sed es la primera gran alerta del organismo ante la reducción en sus niveles de líquido. Nunca espere a sentir sed para hidratarse, porque esta sensación aparece justo cuando ya el cuerpo ha entrado en estado de deshidratación