Los platos grandes pueden hacer que la comida parezca más pequeña, y los pequeños pueden llevarnos a calcular mal y pensar que la misma cantidad es más grande de lo que es
Por BBC Mundo
¿Ha probado todo para intentar comer menos y nada funciona? El ambiente que nos rodea influye en nuestro comportamiento a la hora de comer. Por eso, si lo diseñamos de forma que facilite los hábitos saludables, podemos mejorar nuestra dieta sin tanto esfuerzo.
Esta es la hipótesis de los investigadores del Laboratorio de Alimentos y Marcas de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, dedicados a investigar patrones de comportamiento relacionados con la alimentación. Ya con anterioridad, aquí en habíamos compartido algunos de sus consejos. Y aquí hay otras recomendaciones derivadas de sus investigaciones sobre qué puedes hacer en tu casa para comer menos.
1. Ordena la cocina
En uno de sus trabajos más recientes, los investigadores de Cornell concluyeron que un ambiente caótico y desordenado nos lleva a comer tentempiés innecesarios. El estudio, publicado en la revista Environment and Behavior, concluyó que en las cocinas desordenadas es más fácil engullir calorías.
Cuando los investigadores pidieron a un grupo de mujeres que se sentían estresadas que esperaran en una cocina desordenada, comieron el doble de calorías que otro grupo de mujeres en la misma cocina cuando estaba organizada y silenciosa.
«Estar en un ambiente caótico y sentirse fuera de control es malo para las dietas», explicó la autora principal del estudio, Lenny Vartanian, en la página web del laboratorio. Vartanian cree que las conclusiones serían similares si en lugar de mujeres, los participantes hubieran sido hombres.
El desorden, sin embargo, no tuvo el mismo efecto sobre las mujeres que no estaban estresadas, que resultaron ser menos vulnerables al ambiente caótico. «Aunque la meditación, como forma de sentir que estás calmado, puede ser una forma de resistirsea los tentempiés de la cocina, es probablemente más fácil mantener nuestras cocinas ordenadas», dijo sin embargo Brian Wansink, director del laboratorio y autor de Slim by Design («Delgados por diseño»).
2. Utiliza platos pequeños
Wansink y otro investigador de Cornell, Koert van Ittersum, han analizado también cómo el tamaño de los platos puede influir en la cantidad de alimentos que ingerimos. Para hacerlo, partieron de la conocida como «ilusión de Delboeuf», según la cual cuando miramos círculos concéntricos, el tamaño percibido del círculo interior cambia cuando se altera la circunferencia del círculo exterior.
A medida que el círculo exterior se agranda, la percepción es que el círculo interior se hace más pequeño. Una idea parecida es aplicable a los platos que usamos cada día: cuanto más grandes son, más pequeña nos parece la ración.
Los platos grandes pueden hacer que la comida parezca más pequeña, y los pequeños pueden llevarnos a calcular mal y pensar que la misma cantidad es más grande de lo que es, según los investigadores. Por eso, un consejo fácil si quieres reducir lo que comes es utilizar platos más pequeños.
3. Pon atención a los colores
En otro artículo, Wanskik y van Ittersum investigaron el efecto que tiene el contraste de colores sobre la cantidad que comemos. En uno de sus experimentos, los investigadores analizaron el comportamiento de 60 personas separadas en dos grupos. Uno de ellos comió pasta con tomate y otro comió pasta con salsa Alfredo (con queso parmesano y mantequilla).
Los participantes que comieron en platos que ofrecían poco contraste de colores con respecto a la comida (por ejemplo, pasta con salsa de tomate en un plato rojo) se sirvieron un 30% más que aquellos que comieron lo mismo en un plato blanco.
Wansik y van Ittersum también concluyeron que reducir el contraste de colores entre los platos y el fondo de la mesa (el mantel) ayuda a reducir el tamaño de las porciones hasta un 10%. Por eso, los investigadores sugirieron en su artículo publicado en Journal of Consumer Research que pequeños cambios en el diseño de la mesa pueden tener un impacto sobre cuánto comemos.
Si quieres comer menos, prueba entonces a seleccionar platos que, por su color,contrastan con el color de la comida. Si, por el contrario, quieres comer más vegetales de hoja verde, prueba a servirlos en un plato de color verde.
4. Los snacks, lejos del sofá
Si vas a ver una película y no quieres engordar, mantente alejado de los filmes tristes. Un estudio del mismo laboratorio mostró que los espectadores que vieron películas tristes comieron entre un 28% y un 55% más de palomitas de maíz, tanto en un experimento en el laboratorio como en un pequeño teatro.
En un estudio previo, los investigadores concluyeron que las películas de acción y aventuras también llevan a los televidentes a ingerir más calorías, pero solo si las tienen al alcance de la mano.
«Con las películas de acción, parece que la gente come al ritmo de la película», dijo la investigadora de Cornell Aner Tal en la página web del laboratorio. Para evitar el riesgo de que una película de haga comer de más, lo mejor es mantener los snacks fuera del alcance de la mano y dejarlos idealmente lejos del sofá.