El objetivo de un playlist es divertirse. Una lista de reproducción es reflejo de su creador: cuanto más ponga en ella de usted mayor será el disfrute, así como los resultados en su sesión de entrenamiento.
Mauricio Villalobos, productor general del Canal Musical VM Latino.
En la década de los 80s, el cassette fue el formato musical dominante. Y aunque este soporte tuvo sus problemas –decepcionante calidad de sonido, la constante del rebobinado junto al avance rápido y las bruscas pegas entre canciones-, preparó el camino para toda una generación de cintas de mezclas personalizadas. Es muy difícil ver un cassette en estos días, pero el concepto sigue vivo en forma de listas de reproducción, más conocidas como “playlists”.
La creación de una lista de reproducción en el iTunes de Apple o el Windows Media Player, es fácil. La construcción de una buena idea, sin embargo, es mucho más difícil. Siguiendo algunas estrategias sencillas usted puede asegurarse de que su mezcla será un éxito rotundo del cual le será difícil aburrirse.
Proceso de recolección
Habrá que empezar por buscar las canciones. Esto puede hacerlo en su propia biblioteca musical o también en websites de música. En estos tiempos, a través de la internet, es posible encontrar música de forma rápida y divertida.
Empiece con una lista de 30 canciones para llevarla a un listado final de 15, con una duración total de una hora, que es lo que se prolonga una sesión de entrenamiento promedio.
Proceso de selección
Después de revisar muy bien el listado inicial, empiece a reducirlo hasta que sea más manejable y comience a fluir. Retire “duplicados” o canciones que suenan demasiado parecidas. Elimine todo lo que no encaja con el propósito del playlist.
Hay que tener muy claro para qué tipo de entrenamiento voy a armar la mezcla musical. Es probable que la música que use para correr no funcione igual durante una sesión de yoga o stretching.
La primera pieza es determinante
Es aquella canción que conocemos perfectamente, nos hace sentir bien y tiene la capacidad de atraparnos de principio a fin; que de entrada nos haga decir: «Con una banda sonora como esta, soy capaz de lograr lo que sea…”
Todo lo viejo es nuevo otra vez
Una buena mezcla debe incorporar un poco de todo; música nueva y artistas que ahora están de moda, así como también algunos de los favoritos reconocibles que nos llenen la mente de recuerdos agradables y pensamientos livianos.
No ponga el mismo artista más de una vez
Si usted realmente necesita tres piezas de Lady Gaga en un playlist, probablemente lo mejor sea hacer su propio “Grandes Éxitos de Lady Gaga”.
La mezcla perfecta necesita variedad; cada canción debe ser una agradable sorpresa, no un recordatorio de la canción que escuchó dos pistas atrás.
La transición
Es fundamental prestar atención a las transiciones y así evitar los enfrentamientos sónicos de estilos y ánimos. Por ejemplo, una buena mezcla no debe sacudir a su oyente mediante la colocación de David Guetta inmediatamente después de una pieza de Jay Z. Coloquemos algo de The Black Eyed Peas y después una pieza de Chris Brown y así facilitar la transición del Hip Hop al Dance Pop.
Lo mismo ocurre con los aspectos más técnicos de la musicalidad, siempre hay que escuchar a través de una mezcla para asegurarse de que usted está evitando cualquier cambio disonante de una canción a otra. Entrene su oído para escuchar cuando esas transiciones son torpes. Con el solo hecho de ser un oyente de música usted se sorprenderá de lo entrenado que su oído puede estar para detectar malas transiciones.
Mantener el ritmo y pensar como un DJ
Cuando uno escucha a los DJs cambiar sin problemas de una pieza a otra, es probable que hayan emparejado los “beats”. Los DJs logran esto mediante la alteración del tempo de una pieza para que cuando termina una canción y la siguiente comienza, el tempo no cambie, y todo el mundo siga bailando. Una forma fácil de hacer esto es programar en fila piezas con el mismo o similar número de“beats” por minuto (BPM).
Por ejemplo, es posible que desee hacer una mezcla de alta energía con canciones con una cuenta bpm entre 120 y 140.
Para poder averiguar los BPM de una canción, lo más recomendable es usar un contador que resuelva esto. Se pueden descargar gratis en Internet y son fáciles de localizar simplemente digitando BPM Counter en el buscador.