Cuidado. Las vitaminas se encuentran en frutas y verduras, pero cada vez más, la gente recurre a los suplementos vitamínicos sin reparar en los daños que estos pueden causar en el organismo.
Por Nuevo Diario
En algunos lugares públicos o incluso en las unidades de transporte, quizás te hayás encontrado con personas que venden suplementos o tabletas de vitaminas, que explican para qué son, y pueda ser que algunos de los síntomas a aliviar que mencionan estos promotores de venta coincidan con los tuyos, pero realmente te has preguntado si tus males se deben a una falta de vitaminas en tu organismo; y en todo caso, ¿qué tanta autoridad tenés sobre vos mismo para certificar que necesitás consumirlas? ¿Ya fuiste al médico y este te recomendó algo al respecto? ¿Conocés cuáles y qué cantidad de vitaminas necesitás para preservar tu salud? Todas estas interrogantes son válidas para despertar conciencia entre la población y evitar la automedicación, comenta la nutricionista Guisell Fuentes.
Las vitaminas son micronutrientes esenciales para la vida. “Pareciera que el asunto de las vitaminas es algo que no tiene trascendencia en nuestra salud, pero sí tiene su grado de importancia, porque un exceso de ellas puede derivar en casos de hipervitaminosis”, dice Fuentes y agrega que “las vitaminas naturales que contienen los alimentos y bebidas son vitales para la salud humana, así que las mejores vitaminas son las naturales”. Los efectos de las vitaminas sobre el ánimo (reducir el excesivo sueño), liberar estrés para permitir la oxigenación del cerebro y la estimulación del apetito son las principales razones del consumo de estas. Cabe mencionar que el bombardeo de la publicidad ha sido la herramienta de impulso para que la población crea con los ojos cerrados en sus beneficios.
La verdad
También están quienes se alimentan mal y creen que tomando vitaminas van a suplir sus carencias nutricionales. Las vitaminas no reemplazan ningún alimento. No es lo mismo tomar píldoras que comer verduras que, además, contienen fibras, minerales y una serie de otro micronutrientes esenciales para el organismo. Sin embargo, el efecto curativo de las vitaminas solo lo hacen cuando existe una deficiencia, y síntomas como la falta de apetito y ánimo se suman a otros que mejoran con un tratamiento a la enfermedad específica Así, la única población de riesgo que podría necesitar una dosis extra o que podría presentar un déficit son los niños, los adultos mayores, las embarazadas, algunos pacientes operados de cirugía bariátrica y pacientes con cáncer. Para el resto, basta con una dieta equilibrada que incorpore frutas y verduras. “Las vitaminas de farmacias solo deben ser tomadas bajo indicación médica. No es recomendable por ninguna circunstancia tomar suplementos vitamínicos, solo porque pensemos que eso va a mejorar nuestra salud, asevera la especialista.
Por su parte, las personas sanas solo deben incorporar frutas y verduras a su dieta diaria. Una persona que no tiene déficit vitamínico demostrado, que por lo general se produce por alguna enfermedad grave, no le va a beneficiar en nada tomar vitaminas. Los riesgos a los que se enfrentan las personas que consumen vitaminas en exceso no son mayores, pero están relacionados con toxicidad.
En exceso
La hipervitaminosis es una acumulación excesiva de vitaminas en el organismo que puede derivar en diversos problemas. Estas complicaciones dependerán de la vitamina de la que se haya rebasado con creces su consumo recomendable. Hay que tener en cuenta que no todas las vitaminas tienen la capacidad de acumularse en nuestro cuerpo: las hidrosolubles, como la C y las del grupo B, son vitaminas que se eliminan a través de la orina, de forma que difícilmente dan casos de toxicidad crónica. Sin embargo, un consumo excesivo de vitaminas liposolubles –es decir, que se acumulan en los tejidos grasos del organismo–, como son la A, D, E y K, pueden llevar a casos de hipervitaminosis.
Quienes consumen en exceso vitamina A para la visión, pueden sufrir alopecia en las cejas, piel áspera, sequedad ocular, incluso anorexia y cirrosis hepática. La vitamina D, en exceso, provoca un aumento del calcio en la sangre, depósitos de calcio en los tejidos blandos y puede afectar los huesos. Un abuso de vitamina C puede derivar en problemas intestinales y digestivos, y producir cálculos renales si el exceso de este tipo de vitamina se prolonga en el tiempo.
La vitamina K en niveles óptimos contribuye a ayudarnos a cicatrizar y parar las hemorragias. Por el contrario, un exceso de vitamina K en nuestro organismo puede traducirse en la aparición de anemias y hasta en la afección de nuestro hígado. La vitamina E en cantidades puede provocar dolores abdominales, náuseas y alteraciones en la coagulación sanguínea.
La especialista asegura que es muy difícil que ocurra una ingesta excesiva de vitaminas a través del consumo de alimentos naturales. Ahora bien las vitaminas en suplementos y píldoras deben ser consumidas bajo la recomendación y vigilancia de un médico.