En la última década, la Organización Mundial de la Salud comenzó a recomendar que se extienda a los adultos
Por Lanacion.com.ar
¿Qué vacunas deberían recibir los adultos según su edad, trabajo, estilo de vida, afecciones, los lugares adonde viaje y las que haya recibido en el pasado?
Pese a que el uso de vacunas para prevenir enfermedades se prolonga en la vida adulta, los mayores no acostumbran llevar un control exhaustivo de su vacunación. Esto es así porque desde su origen las políticas públicas sobre inmunizaciones se enfocaron en los niños.
Sin embargo, en la última década, la Organización Mundial de la Salud comenzó a recomendar que se extienda a los adultos la cobertura de ciertas vacunas –la más conocida es la de la gripe-hacia el resto de la población.
«La inmunización a través de las vacunas a los adultos ofrece varios beneficios», advierte el Dr. Marcelo del Castillo, infectólogo, director de la Carrera de Infectología de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica Argentina y Jefe de Infectología de FLENI. «Protege en forma directa a los más chicos, a los adultos reduciendo la circulación de virus y bacterias, y alivia al sistema de salud: al invertir en vacunas, se gana en prevención y se realizan menos tratamientos de la enfermedad y sus secuelas», detalla el profesional.
Entonces, ¿qué hábito se recomienda para tenerlas al día? El Dr. Daniel Stamboulian, presidente de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos y del 12 Congreso Mundial de profesionales de la Salud Armenios, resume: «Para que los adultos tengan sus vacunas al día es importante que estén informados, que conozcan qué vacunas necesitan y que consulten con su médico para que el profesional revise el estado vacunal de cada persona».
Incluidas en el calendario de Vacunación
Las vacunas imprescindibles (gratuitas y obligatorias) son las que están incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación: la que protege contra hepatitis B y la doble adultos cada diez años, la antigripal y las antineumocócicas para grupos de riesgo.
En la Argentina, las personas mayores tienen garantizado el acceso a 4 vacunas:
Doble adultos contra el tétanos y la difteria. Dirigida a toda la población adulta independientemente de edad o factor de riesgo. Se debe administrar cada 10 años. El tétanos es una infección grave causada por una toxina generada por una bacteria que se puede transmitir por heridas, punciones sucias o quemaduras en cualquier persona no vacunada. La protección que brinda la vacuna administrada durante la infancia debe actualizarse cada 10 años ya que la misma se pierde luego de ese período. Por otro lado, las personas que recibieron la vacuna contra la difteria cuando eran pequeñas, también con el transcurso del tiempo pueden ir perdiendo la inmunidad, por eso la importancia de volver a aplicarla cada 10 años. Advierte el doctor Castillo: «Esta infección bacteriana se propaga fácilmente a través de los estornudos y la tos, y si bien en la actualidad su frecuencia es menor, sus complicaciones pueden ser muy graves».
Contra la hepatitis B. En el mundo, más de 686.000 personas mueren cada año debido a esta enfermedad ya que el virus de la hepatitis B puede producir cirrosis y cáncer hepático en las personas no vacunadas. Para estar protegidos, los adultos necesitan recibir 3 dosis de esta vacuna. La segunda dosis se debe dar un mes después de la primera y la tercera se aplica a los 6 meses de haber recibido la primera dosis. La hepatitis B es una infección viral que afecta al hígado y se transmite por contacto especialmente con la sangre de una persona infectada o a través de las relaciones sexuales.
Antigripal. Después de muchos años de campañas públicas a favor de la inmunización, se incrementó el número de vacunados contra la gripe. Esta vacuna se debe recibir anualmente en el otoño. Los grupos de riesgo de complicaciones, como todos los mayores de 65 años, los niños entre 6 meses y 2 años, las embarazadas y las personas entre 2 y 64 años con condiciones de riesgo (enfermedades pulmonares y cardíacas crónicas, diabetes, inmunodepresión de cualquier origen, enfermedad renal crónica, obesidad mórbida, entre otros) deben vacunarse todos los años. Las personas que trabajan en instituciones de salud o convivientes con enfermos oncohematológicos o con bebés prematuros que pesan menos de 1.500 gramos también deben recibirla para disminuir la circulación del virus en el grupo familiar. La gripe es más frecuente entre los niños, sin embargo las complicaciones que pueden aparecer después de una gripe, principalmente las neumonías bacterianas graves, suelen darse generalmente en adultos mayores y en las personas con factores de riesgo no vacunadas.
Contra el neumococo. Es otra gran recomendada para los mayores para prevenir la neumonía y otras complicaciones producidas por esta bacteria como lameningitis, especialmente a partir de la campaña que lanza este año la Sociedad Argentina de Infectología denominada «Evitemos la neumonía». Según explica el doctor Pablo Bonvehí, coordinador de la Comisión de Vacunas de SADI y presidente de la Comisión Nacional de Inmunizaciones: «la vacunación contra el neumococo consiste en la aplicación de 2 vacunas diferentes, lo que denominamos esquema secuencial. Primero, la vacuna conjugada 13-valente y, 12 meses después, la vacuna polisacarida 23-valente. Quienes padecen trastornos del sistema inmunológico, deben darse la segunda vacuna 8 semanas después de la primera. Quienes ya hayan recibido alguna de las vacunas y tengan que completar el esquema, consulten con su médico al respecto. La vacuna antigripal y la vacuna contra el neumococo pueden aplicarse en el mismo momento, una en cada brazo. Los mayores de 65 años no requieren orden médica para recibir ambas vacunas, mientras que quienes presenten una condición de riesgo deben contar con la indicación».
Recomendadas por los especialistas
El doctor Stamboulian destaca que «es importante que los adultos se vacunen para cuidarse a sí mismos y también para evitar el contagio y proteger a familiares, a sus queridos más vulnerables y a toda la comunidad. Es conveniente tener una actitud proactiva, visitar también a los infectólogos, y tener mayores precauciones si se pertenece a los grupos de riesgo o se convive o cuida a personas incluidas en ese grupo».
En cuanto a las inmunizaciones a considerar por los adultos enumera: la que protege contra el herpes zóster (culebrilla) para los mayores de 50 años, la antigripal para todos, la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para las mujeres hasta los 45 años y para los hombres hasta los 26 años.
Quienes deben tener especial atención:
Las embarazadas deben recibir la vacuna antigripal en cualquier trimestre del embarazo y la triple bacteriana acelular luego de la semana 20 de gestación para proteger de la tos convulsa a los recién nacidos que no pueden vacunarse.
Las mujeres en edad fértil deben estar protegidas antes de buscar un embarazo con la antivaricelosa y con triple viral que brinda inmunidad contra el sarampión, la rubéola y las paperas.
Atención los grupos de riesgo. Los grupos de riesgo entre los adultos son los mayores de 65 años, las embarazadas, las personas con patologías crónicas (renales, cardíacas, respiratorias, metabólicas como la diabetes), obesidad, alcoholismo, tabaquismo, inmunocompromiso incluyendo pacientes con VIH. Según aclara el doctor Stamboulian «aunque las vacunas son indispensables para todos, es cierto que hay grupos que tienen mayores riesgos y que deben recibirlas».
Contra el virus Herpes Zóster, que causa el trastorno popularmente conocido como «culebrilla». Esta vacuna está indicada para los adultos mayores de 50 años (hayan padecido o no la enfermedad). Es el mismo virus que causa la varicela en los niños, que permanece latente en el cuerpo y se manifiesta como «culebrilla» en los adultos, según explica el doctor Del Castillo. La reactivación del virus genera erupción en la piel y cosquilleo. La vacuna no está incluida en el calendario oficial de la cartera de salud nacional.
Antes de viajar
Lo ideal es que la consulta médica se realice al menos un mes antes de viajar para que el médico pueda revisar el estado vacunal y de salud del viajero, su itinerario, la modalidad y duración de la travesía y los requerimientos de los países a visitar. Se aconseja acudir a un especialista en medicina del viajero o a un infectólogo, ya que ellos cuentan con la actualización necesaria en relación a esta temática. Es importante saber que algunos países requieren vacunas para ingresar, como por ejemplo la que protege contra la fiebre amarilla. Hay otras vacunas que se recomiendan según factores personales, del viaje y del destino. Y hay otras que son las habituales de Calendario y se revisa que estén al día antes de partir. También es esencial conocer cómo protegerse de ciertas enfermedades presentes en el destino a visitar y los síntomas para acudir a la consulta médica durante o al regreso de la travesía.