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Calzado sin calcetines: una moda que ‘huele mal’

La moda dicta sentencia: se llevan las tenis. ‘Celebrities’ comoRihanna o Kristen Stewart presumen de ‘sneakers’ y confirman que las zapatillas no son solo para ir al gimnasio.

Con la llegada del calor, es tentador utilizar deportivas o zapatos sin calcetines bajo la suposición de que el pie respirará mejor o que el ‘look’ será más actual. Sin embargo, esta tendencia puede traer consigo problemas para los pies, como el pie de atleta o mal olor. Los calcetines no son solo una prenda para abrigar el pie, sino que también lo protegen.

Los pies tienen alrededor de 250.000 glándulas sudoríparas y, aunque no hagamos ejercicio, producen gran cantidad de sudor. La emanación de fluidos se incrementa especialmente si llevamos el pie tapado, ya sea con zapatillas de deporte o zapatos de piel. Los expertos de Dr. Sholl, por ejemplo, recomiendan usar calcetines hechos de materiales naturales como el algodón, y zapatos que permitan que la piel transpire para frenar la reproducción de hongos y de las bacterias que causan mal olor.

Sin calcetines, el sudor es absorbido por las plantillas de nuestros zapatos y el líquido tarda un día o dos en secarse por completo. El ambiente húmedo que se crea en un lugar cerrado como es el zapato puede provocar la multiplicación de los hongos que viven en nuestra propia piel.

Si desarrollamos pie de atleta, los hongos pueden extenderse hasta las uñas y hacer que tomen un color amarillento, pero usando unos calcetines que atrapen el sudor evitamos este mal. Los calcetines tobilleros son discretos y evitan en gran medida la aparición de infecciones. En caso de no querer usar calcetines de ningún tipo, es recomendable recurrir a desodorante para pies o crema anti-hongos.

La opción más acertada indudablemente son sandalias, ya que dejan el pie al descubierto. Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos, llevar los pies al aire ayuda a «la normalización de la sudoración de los pies y a que la presencia de durezas en algunos puntos se vea disminuida por la liberación del pie». Llevar los pies libres evita además que se formen callosidades en las falanges y los juanetes, ya que el zapato no roza con ellos. Llevando sandalias, las uñas tampoco se encarnan porque crecen libremente y sin obstáculos.

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