Cómo mantener estable el Ph de la saliva para mejorar la digestión

En una escala de 0 a 14, el pH ideal de la saliva debe ubicarse en 6,4. ¿Cómo mantenerlo estable para asimilar mejor los nutrientes?

Por Ivannia Varela

Cuando usted se alimenta, sabe que las vitaminas y minerales ingresarán a su cuerpo y cumplirán su cometido. Sin embargo, en lo que pocas personas reparan es en el papel que tiene la saliva en todo este proceso, específicamente su pH.

La nutricionista Melania Cevo, quien se ha especializado en este tema en los últimos años, asegura que el pH de la saliva (potencial de hidrógeno para producir acidez o alcalinidad) es fundamental para la digestión y asimilación de nutrientes. “Este nivel se mide con una escala que va de 0 a 14. El pH de la saliva ideal es de 6,4; niveles por debajo o por encima de ese rango pueden afectar la aceptación de algunos nutrientes, como potasio, magnesio, calcio y yodo”, explica la experta.

Factores en juego

El pH de la saliva no es constante en las personas. Según la nutricionista, los niveles de acidez o alcalinidad en la saliva pueden variar de acuerdo con la alimentación, la actividad física y el estilo de vida.

Se ha visto que la acidez se relaciona con situaciones como estreñimiento, debilidad hepática o renal, consumo exceso de proteínas animales, inadecuada combinación de alimentos, uso de drogas, el estrés y las emociones negativas, y el cansancio.

Por su parte, la alcalinidad se asocia con el consumo excesivo de comidas frías, dietas vegetarianas sin supervisión profesional, demasiada ingesta de agua, las llamadas dietas desintoxicantes (detox), excesos con batidos depurativos o diuréticos y dietas alcalinizantes que se hacen sin saber cuál es el pH de la saliva.

“Para conseguir una buena digestión, lo que debe procurar la persona es mantener estable su pH en saliva”, insiste Cevo. Esto se podría lograr mediante la utilización de tiras medidoras o reactivas del pH (para saber con exactitud en qué nivel se encuentra), el consumo de algunos alimentos alcalinos o ácidos y sobre todo, el asesoramiento de un nutricionista especializado en el tema que comprenda que las respuestas pueden variar de un organismo a otro.

¿Qué y cómo comer?

Según la nutricionista Melania Cevo, después de lograr la estabilidad en el pH de la saliva, la recomendación es seguir una alimentación que incluya entre 70% y 80% de alimentos alcalinos y entre 30% y 20% de alimentos ácidos. Veamos algunos ejemplos.

Alimentos alcalinizantes: Ajo, espárragos, brócoli, berros, zanahoria, coliflor, apio, pepino, acelga, remolacha, berenjena, lechuga, hongos, frijoles verdes, chile dulce, espirulina, alfalfa, cebolla, hojas de mostaza, tomate, frutas tropicales, mandarina, fresas, moras, limón, melocotón, pera, piña, toronja, melón, nectarina, naranja, manzana, uvas, aguacate, pechuga de pollo, queso tipo cottage, tofu, linaza, polen de abeja, té verde, agua mineral, jugo de manzana, lecitina de soya, miel cruda y aceite de oliva.

Alimentos acidificantes: Manteca, miel procesada, aceite de maíz, aceite de semilla de lino, maní, pecanas, arándanos, ciruelas, azúcar y azúcar moreno, algunos sustitutos de azúcar, espinacas cocidas, papa, frijol de soya, semillas de marañón, arroz blanco, huevos, mantequilla, leche de soya, quesos frescos y maduros, salmón, atún, camarón, langosta, pavo, mejillones, almejas, carne de res y de cerdo, y pescado.

Más que agua

La digestión inicia en la boca y la saliva es la responsable de permitir que los alimentos se disuelvan y se pueda percibir su sabor a través del sentido del gusto. En un 95% está compuesta por agua. Sin embargo, también contiene otras sustancias indispensables, entre ellas iones de cloruro (contribuyen a la secreción de enzimas digestivas), así como bicarbonato y fosfato (permiten reducir la acidez de los alimentos y disminuyen la corrosión bacteriana).

La saliva también contiene calcio y mucina, que es la que produce la viscosidad, ayuda a lubricar el bolo alimenticio y favorece la deglución. Además, está compuesta por lisozimas (antimicrobianos), las enzimas amilana y lipasa e inmunoglobulinas, entre otra serie de elementos.

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