Corre, Forrest, corre

¿Cómo nos explicamos querer ir por más cuando se supone que el cuerpo solo desea descanso?

Puede ser que usted haya corrido hasta quedar sin un gramo de fuerza; pero una vez que logra cumplir su meta, le basta descansar un rato para pensar de inmediato en cuál será el siguiente reto.

¿Cuál es el secreto del atletismo que hace que las personas queramos correr cada vez más? La respuesta puede tener muchas aristas. Sin embargo, un gran peso recae en biomoléculas neurotransmisoras llamadas endorfinas, que tienen muy bien ganado el apodo de “hormonas de la felicidad”. El término tiene origen griego en las palabras “endo” (dentro) y morfina (de Morfeo, dios del sueño en la mitología helénica).

Las endorfinas originan sensaciones de bienestar y satisfacción, y disminuyen en gran medida los dolores generados por estrés. También regulan el apetito, liberan hormonas sexuales y fortalecen las defensas.

La producción de endorfinas puede llegar de múltiples formas, como el enamoramiento, pero una de las más efectivas es mediante el ejercicio diario.

Entre los beneficios de las endorfinas están las sensaciones de bienestar y satisfacción; así como la disminución en gran medida los dolores generados  por estrés.

Quizás ahora usted logre explicarse cómo es posible que sufra tanto en una carrera y apenas al cruzar la meta ya esté pensando en su siguiente escalón. Es porque correr le hace bien, le hace ser y proyectarse como una persona feliz.

 

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