Un gimnasio católico en Colorado, Estados Unidos, ofrece a sacerdotes y seminaristas la oportunidad de hacer ejercicios sin descuidar su vocación.
Las típicas pizarras CrossFit cuelgan de las paredes del gimnasio Divine Mercy Fitness, con la diferencia de que no solo se escriben los ejercicios a realizar sino también las intenciones por las que se ofrecerá la jornada de entrenamiento.
«Puedes ofrecer tus esfuerzos del ejercicio por las almas», explicó el Padre Brian Larkin a ACI Prensa.
Además de las intenciones escritas en la pizarra, el gimnasio cuenta con imágenes y citas de las Sagradas Escrituras en las paredes. Asimismo, cada entrenamiento comienza siempre con una oración.
Mons. Tom Fryar, que participa en el gimnasio, describió la atmósfera de Divine Mercy Fitness como espiritual y edificante. Es «un ambiente que permite a la personas compartir y saber que están haciendo algo bueno no solo para ellos mismos sino para los demás».
El proyecto comenzó en 2008 en el garaje de la casa de su dueño, Steve Smith. La ubicación actual se inauguró en 2009 al sureste de Denver, Estados Unidos. Además del entrenamiento diario, el gimnasio ofrece entrenamiento olímpico, terapia neuromuscular y un programa para mujeres que sufren osteoporosis.
Aunque el gimnasio está abierto y es disponible para todas las personas, Smith señaló que tiene un especial énfasis en sacerdotes y seminaristas.
«Ellos trabajan mucho en la formación espiritual e intelectual y muchas veces se olvidan de sus cuerpos «, dijo Smith. «Todos sabemos que somos alma, cuerpo y mente y que cuando despreocupas una dimensión, las demás sufren».
«Por lo tanto, mi objetivo es tener un lugar que sea seguro y adecuado para los sacerdotes, que en otros gimnasios se exponen a situaciones muchas veces inapropiadas».
El P. Larkin ha participado de la iniciativa desde sus inicios, cuando todavía era seminarista. El sacerdote expresó su gratitud por tener acceso a un gimnasio que le entrega un buen entrenamiento sin poner en riesgo su fe. «Como cristiano a veces puede ser difícil ir al gimnasio, mucho más como sacerdote. Me encanta hacer ejercicio, creo que es realmente importante y te hace más feliz y saludable. Sin embargo, la cultura fitness, en la mayoría de los gimnasios de Estados Unidos, se ha corrompido por la vanidad y la lujuria», dice.
El objetivo personal de Smith es ayudar a 100 sacerdotes y seminaristas a ponerse en forma. Hasta ahora, más de una docena han participado del proyecto.
«Creo que la Iglesia es más saludable cuando sus sacerdotes son más saludables, por lo que es un gran servicio que Steve y su familia están dando a los sacerdotes».
Mons. Fryar subrayó la diferencia que percibe en el ejercicio de su ministerio desde que comenzó a entrenar regularmente en el gimnasio desde hace varios años.
«Ciertamente tengo más energía para vivir de buena manera mis días completos», explicó. «A menudo, comienzo el día a las 5 a.m. y espero estar en la cama a las 11 p.m. Cada pedacito de energía que puedas tener ayuda muchísimo».
Asimismo, el P. Larkin señaló que hacer ejercicio «me ayuda a ser el hombre que debo ser para servir a mi parroquia».
Fuente: ACI Prensa