Una investigación publicada en 2005 señaló que el 56% de todas las lesiones sufridas durante la Prueba de Aptitud Física en el Ejército estadounidense en el Forte Bragg se debieron justamente a los abdominales
Por BBC Mundo
Si es de las personas que no le gusta hacer abdominales, le tenemos buenas noticias. Actualmente hay investigaciones que están debatiendo no solo sobre si en realidad este tipo de ejercicio tiene beneficios sino incluso sobre la posibilidad de que sean perjudiciales para su salud.Una revisión de todas las investigaciones hechas sobre esos ejercicios muestra evidencias de que mejoran la flexibilidad y fortalecen los músculos. Y en los perros se ha demostrado que la flexión de la columna ayuda al suministro de nutrientes a los discos, algo que puede prevenir la rigidez.
Hasta ahora, todo bien. Sin embargo, obtener esos anhelados abdominales bien marcados supone una gran cantidad de trabajo.
En un pequeño ensayo controlado aleatorio hecho en 2011 en Illinois, EE.UU., un grupo de personas hizo abdominales diariamente, mientras que los integrantes del afortunado grupo de control no tuvieron que hacer ninguno. Luego de seis semanas se tomaron mediciones detalladas, y se encontró que los ejercicios no tuvieron ningún impacto en el tamaño de la cintura o en la cantidad de grasa abdominal de los participantes.
Muchos deportistas hacen abdominales como parte de un conjunto de ejercicios que buscan mejorar su estabilidad central o core, pero las investigaciones de Thomas Nesser, de la Universidad del Estado de Indiana, EE.UU. sugieren que mejorar tu estabilidad central no necesariamente resulta en un mejor rendimiento atlético.
Consecuencias negativas
Stuart McGill, profesor de biomecánica de la columna vertebral en la Universidad de Waterloo en Canadá, ha estado estudiando los tradicionales ejercicios abdominales durante años y está convencido de que ciertamente nos hacen daño.
Utilizando cadáveres de cerdo, McGill ha llevado a cabo decenas de estudios en su laboratorio, flexionando sus columnas repetidamente como lo haría una persona al hacer abdominales durante muchas horas. Cuando, posteriormente, examinó los discos de la columna encontró que estaban comprimidos a tal punto que presentaban protuberancias.
Si lo mismo pasara en un ser humano, eso causaría presión sobre los nervios, provocando dolor de espalda e incluso una hernia discal. Los cerdos fueron escogidos para el experimento porque sus columnas son más parecidas a las nuestras que las de muchos otros animales.
Una investigación publicada en 2005 señaló que el 56% de todas las lesiones sufridas durante la Prueba de Aptitud Física en el Ejército estadounidense en el Forte Bragg se debieron justamente a los abdominales. Algunas personas parecen ser más propensas que otras a desarrollar problemas provocados por los ejercicios de ese tipo.
Puede que estemos bien haciendo 30 abdominales diarios durante décadas, pero también puede que ese no sea el caso y es difícil determinar a cuál de los dos grupos pertenecemos.
Menor esfuerzo
Para limitar los riesgos, McGill recomienda que coloque sus manos debajo de la zona lumbar para impedir que quede plana contra el suelo. Eso minimiza la presión sobre tu espalda. Entonces dobla una rodilla hacia arriba y mantén la otra extendida. Luego levanta un poquito la cabeza y los hombros del suelo.
McGill sugiere imaginar que su cabeza está reposando sobre una báscula de baño y la levanta lo suficiente para que ésta marque cero.
En su análisis de la investigación sobre abdominales, Bret Contreras, de la Universidad Tecnológica de Auckland, en Nueva Zelanda, recomienda limitar los ejercicios de espalda a 60 repeticiones por sesión, comenzando con series de solo 15 y aumentando gradualmente.
Finalmente, cuando hemos estado acostados durante la noche o incluso sentados por mucho tiempo nuestra estatura aumenta levemente, y eso hace que hacer ejercicios abdominales sean más difícil y que aumenten los riesgos de lesiones.