El azúcar adherida no debe representar más del 10% de sus calorías diarias
Por CNN Español
¿Cuántas cucharadas de azúcar se pueden consumir al día? La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que no más de seis cucharaditas, menos de una lata de soda. La misma recomendación fue hecha para los niños en un estudio publicado en agosto en el periódico Circulation.
El gobierno estadounidense puso un límite al azúcar por primera vez en sus directrices alimenticias del 2015, recomendando que el azúcar adherida no debe representar más del 10 % de sus calorías diarias. Para una dieta de 2.000 calorías diarias, eso representaría unas doce cucharaditas.
Pero un artículo publicado el lunes en el periódico Annals of Internal Medicine sugiere que esas directrices podrían estar equivocadas, asegurando que están basadas en una evidencia de baja calidad.
Las guías actuales sobre azúcar en la dieta fallan en adherirse a los estándares hechos por la ONG estadounidense Institute of Medicine en el 2011, aseguró Bradley Johnston, científico del Hospital para Niños Enfermos de Toronto y profesor asistente del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadísticas de la Universidad McMaster en Canadá. Él fue el fue el autor principal del artículo.
«Aunque nuestros descubrimientos cuestionan las recomendaciones especificas sobre el azúcar que aparecen en las guías producidas por las autoridades, no deberían ser utilizados para justificar un alto o incrementado consumo de de comidas o bebidas azucaradas», dijo Johnston.
Más bien, «los resultados de nuestro estudio deberían ser usados para promover una mejora en el desarrollo de guías confiables sobre el consumo de azúcar», añadió. Por ejemplo, ha habido una confusión similar sobre las recomendaciones acerca de la cantidad de agua que se debe beber cada día. «Algunos sugieren que ocho vasos. No obstante, en realidad no lo sabemos. Tal vez sean doce, seis o cuatro».
Sin embargo, algunos expertos sostienen que los hallazgos del nuevo estudio deben ser cuestionados, especialmente porque es financiado por la rama norteamericana del International Life Sciences Institute, una organización sin ánimo de lucro que tiene lazos con Coca-Cola, Hershey’s y otras compañías alimentarias.
«En esencia, esta revisión sugiere que poner límites a la «comida chatarra» está basado en «ciencia chatarra», una conclusión favorable a la industria de esa clase de comida», aseguró el doctor Dean Schillinger, profesor de Medicina en la Universidad de California en San Francisco, quien escribió un editorial que acompañó el nuevo artículo y subrayó sus preocupaciones.
«Es más probable que los estudios concluyan que no hay relación entre el consumo de azúcar y el estado de salud cuando los científicos reciben ayuda financiera de las compañías de bebidas y comidas», aseguró.
«Las directrices de recomendaciones tienen que hacer un mejor trabajo»
Para el documento, Johnston y sus colegas revisaron nueve directrices separadas sobre el azúcar elaboradas por autoridades sanitarias de todo el mundo entre 1995 y 2016.
Los investigadores usaron dos métodos separados frecuentemente empleados en estudios para calificar las directrices para su confiabilidad y evaluar su calidad de evidencia.
Al usar uno de los métodos, los investigadores encontraron que, para miembros sanos del público, la calidad de la evidencia que soporta las recomendaciones hechas en las directrices fue de baja a muy baja.
«En otras palabras, hay mucha incertidumbre sobre los umbrales recomendados, especialmente por los resultados importantes para el público tales como la obesidad y la diabetes tipo 2», aseguró Johnston.
Según el otro método, la calidad del desarrollo de las directrices eran moderadas, según concluyeron los investigadores. «Esto significa que las directrices de recomendaciones tienen que hacer un mejor trabajo de evaluación de la calidad de la evidencia que las sostiene y ser más transparentes», añadió Johnston.
En Estados Unidos, las guías alimenticias hechas por el gobierno federal son publicadas cada cinco años, así que los consumidores tendrán que esperar hasta el 2020 para una nueva directriz.
Una guerra contra la diabetes
Aunque todas las directrices revisadas en el documento recomendaron una reducción en el consumo de azúcar, «los fundamentos y la evidencias usadas para hacer cada recomendación fueron inconsistentes», escribieron los investigadores.
Pero ya que los investigadores revisaron las guías publicadas durante un período de 20 años, dijo Schillinger, es probable que encuentren inconsistencias. «Es bastante sabido que la ciencia evoluciona con el paso del tiempo», añadió.
«Además, sus afirmaciones acerca de la baja calidad de las directrices están basadas en la aplicación de métricas erradas», dijo. Uno de los métodos que los investigadores usaron en el documento «es la herramienta equivocada para el trabajo y virtualmente garantiza que ellos concluyan falsamente que las directrices son de baja calidad», aseveró Schillinger.
Schillinger también señaló la financiación del nuevo documento como una limitación importante, algo que se ha visto antes en la historia de la investigación sobre el azúcar.
La Asociación del Azúcar, anteriormente denominada Fundación para la Investigación del Azúcar, financió estudios sobre los riesgos del consumo de azúcar para la salud en los años sesentas y setentas, según un análisis histórico publicado en el periódico JAMA Internal Medicine en septiembre.
Esos previos estudios apuntaron a que el consumo de grasa era el principal factor de enfermedades del corazón y evitaron poner al azúcar en la lista de culpables, según el análisis.
Otro documento publicado en el American Journal of Preventive Medicine en octubre dio luces sobre cómo Coca-Cola y PepsiCo han patrocinado a organizaciones médicas y sanitarias a nivel nacional en EE.UU.
«Los azúcares adheridos no sólo proveen calorías innecesarias y ‘vacías’, sino que parecen afectar a únicas y específicas vías metabólicas insalubres que contribuyen a la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón, independientemente de las calorías», dijo Schillinger.
«Estamos en una guerra de la salud pública contra la diabetes, necesitamos crear estrategias inteligentes para ganarla y prevenir sufrimientos innecesarios y muertes. Este es un asunto serio», agregó.
«Para ilustrar la seriedad de nuestra guerra contra la diabetes, en los primeros diez años de las guerras de Irak y Afganistán, cerca de 1.500 soldados estadounidenses perdieron un miembro en batalla», dijo Schillinger, citando un reporte del 2015 publicado por el Congressional Research Service.
En comparación, en el mismo periodo, cerca de 730.000 adultos con diabetes perdieron miembros, afirmó Schillinger. Sólo en el 2010, cerca de 73.000 amputaciones de miembros inferiores fueron llevadas a cabo en adultos con diabetes diagnosticada, según un reporte nacional de estadística sobre diabetes.
«Es hora de que peleemos una guerra frontal contra la diabetes «, dijo.
Schillinger agregó que apoya las actuales directrices gubernamentales, que recomiendan que el azúcar adherido no debe exceder entre el cinco y el diez por ciento de las calorías diarias.
«Esto se traduce en que cerca de 80 a 160 calorías derivadas de azúcares adheridos para un joven», añadió Schillinger, quien afirmó que una lata de soda contiene cerca de 150 calorías de azúcar.
El porcentaje promedio de calorías diarias provenientes de azúcares adheridos consumido por hombres y mujeres entre el 2005 y el 2010 fue de 13 %, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
«Si el público creyera y siguiera estas directrices, esto significaría que los beneficios de las empresas de comida chatarra caerían a la mitad «, aseveró Schillinger. «Hay mucho dinero y muchas vidas en juego»