Si se ducha inmediatamente después de la actividad deportiva, seguirá sudando al salir. Pero si espera demasiado tiempo podría enfermarse
Cuando comenzamos cualquier actividad física, no solo deportiva, la temperatura corporal aumenta y el organismo debe controlarla. La sudoración en sí misma no es otra cosa que uno de los principales mecanismos de regulación de nuestra temperatura. Cuanto más elevada es ésta, más tiene que trabajar nuestro cuerpo para mantenerse estable. El tiempo que debe transcurrir desde que terminamos la práctica deportiva hasta que podemos ducharnos depende de varios factores: la temperatura externa, la intensidad de la práctica deportiva y los condicionantes genéticos de cada persona que determinan la propia sudoración.
Analicemos estos factores
- La temperatura externa. A mayor temperatura, la transpiración también será mayor. El cuerpo comienza a controlar la temperatura expulsando calor a través de la piel en forma líquida, lo que llamamamos sudor. En temperaturas ambientales, bajas aunque podemos tener la sensación de estar ‘menos mojados’ o incluso secos, sigue existiendo el control de la temperatura corporal.
- La intensidad de la actividad. A mayor intensidad, mayor transpiración. No sudamos lo mismo cuando corremos de forma intensa que cuando caminamos pausadamente, aunque la temperatura siempre tiende a elevarse y nuestro organismo a controlarla.
- Los condicionantes genéticos de control. Hay personas que sudan con mucha facilidad, incluso con una intensidad de trabajo muy ligera. Esto es debido a “cómo venimos de serie”, a las cualidades de nuestro organismo. Estas pueden ser modificadas por hábitos como la nutrición o el entrenamiento, que logra que todos los sistemas de control funcionen de forma eficaz. Es muy habitual que los deportistas comiencen a sudar rápidamente. La temperatura sube muy poco y el organismo es muy eficiente manteniéndola donde debe estar.
Entonces, ¿cuándo me pongo bajo la ducha?
Si nos duchamos en tiempo muy próximo a la actividad deportiva, saldremos de la ducha y seguiremos sudando, sobre todo en ambientes más cálidos. Sin embargo, si esperas demasiado tiempo en climas frescos podemos resfriarnos. Así, conviene esperar hasta que notemos que la transpiración ha cesado, especialmente en verano y climas muy húmedos. Y ducharse inmediatamente después.
En ambientes más fríos, mi recomendación es que espere este tiempo con una nueva camiseta, especialmente si ha entrenado con prendas de algodón. Así no corre riesgo de sufrir un enfriamiento.
Si se duchas con agua muy fría, en lugar de cortar el sudor se producirá el efecto contrario: sudará un poco más. La piel se enfría en exceso y el organismo envía calor para mantener la temperatura. ¿Lo ideal? Agua tibia para comenzar; después, elija la temperatura que le agrade.
Siga estas 6 pautas:
1. Use ropa técnica (el algodón no es lo mejor) que evite la condensación. Le mantendrá más seco y con la temperatura adecuada.
2. Si usa algodón, lleve una prenda de cambio para cambiarla al terminar la actividad.
3. Espere un tiempo adecuado a que el ritmo de sudor haya disminuido antes de ir a la ducha. Cada persona necesita un periodo diferente.
4. Durante la práctica deportiva, beba cada quince minutos aunque no tenga sed un vaso pequeño de agua, o bebidas con sales minerales. Le ayudará a recuperar lo perdido y que el proceso de sudoración sea el correcto. Si el cuerpo no tiene agua que evaporar no es capaz de regular la temperatura y podría subir de forma peligrosa.
5. Siga hidratándose al terminar.
6. En verano, evite hacer deporte durante las horas más calurosas del día aunque siga todos los consejos anteriores.
Fuente: elpaís.com