Los excesos impactan directamente el sistema digestivo, cardiovascular y la balanza.
Por Revista ES
El tradicional chiverre, las sardinas, el bacalao, los encurtidos, los panecillos, las conservas, las bebidas, entre otras muchas delicias están presentes en nuestra mesa en épocas especiales como la Semana Santa; pero el exceso en el comer y beber luego nos pasa una elevada factura.
Es común que muchas personas que sufren algunas condiciones especiales, síntomas variados de salud o de trastornos digestivos sientan que el malestar se intensifica durante estas épocas donde la tentación de probar las delicias presentes en la mesa es difíciles de rehuir.
Por lo tanto, si usted padece de presión arterial elevada, hiperlipidemia, diabetes, alguna alergia alimenticia o reflujo gastroesofágico, es imprescindible que la devoción por su salud no se vea quebrantada por los pecaminosos antojos.
La Semana Mayor nos ofrece una amplia variedad de platillos a base de frutos del mar como el salmón y otras variedades de pescados que tienen un gran valor nutritivo por su aporte de proteínas de gran calidad y una amplia variedad de vitaminas y minerales.
Pero así como los anteriores son beneficiosos, hay una amplia gama de antojos que no son tan saludables.
Para la Dra. Estefanía Ortega, médica de la Fundación Clínicas sin Fronteras, el gran problema es que en el momento del disfrute se nos olvida que luego vienen las consecuencias. El hecho de cambiar los hábitos alimenticios por estos cortos períodos nos altera los diferentes sistemas. Puede aumentar el azúcar en sangre, subir colesterol y triglicéridos e incluso provocar alteración en la presión arterial, sobre todo cuando los alimentos están cargados de sodio o sal.
El aparato digestivo es uno de los que más sufren. Si a esto se le suma el hecho de que la persona sufra previamente de trastornos digestivos, es usual que estos malestares se agraven con la modificaciones realizadas durante estas celebraciones que motivan por tradición a hacer recetas especiales en casa o comer fuera de ella.
Dentro de los trastornos múltiples que se presentan, están los que se conocen como “altos” y “bajos”. Los trastornos “altos” se refieren a los trastornos del esófago hasta el intestino delgado, como por ejemplo esofagitis, espasmo esofágico, reflujo gastroesofágico, crisis de asma inducida por el reflujo, dolor en el tórax que simula el dolor del infarto agudo del corazón, gastritis manifestada por ardor, dolor epigástrico (boca del estómago), sangrado digestivo por úlceras o gastritis severas, vómitos por intoxicación alimentaria, entre otros.
Así lo detalló la Dra. Ortega, quien agregó que los trastornos bajos son los que se refieren al intestino grueso: colitis aguda, constipación aguda, sangrado rectal, cuadros hemorroidales y diverticulitis.
Los excesos en el comer y beber provocan el reflujo gastroesofágico, malestar conocido más coloquialmente como acidez o agruras, causado por el ácido gástrico que sube desde el estómago al esófago.
Se estima que de un 20 a 40% de la población adulta del mundo occidental, sufre de acidez (1). El problema es que una exposición frecuente al ácido puede ocasionar irritación, inflamación, úlceras y sangrado, además de otras enfermedades como esofagitis, úlceras pépticas y esófago de Barrett, en el cual existe un alto riesgo de desarrollar cáncer de esófago.
Es conveniente tener en cuenta que la mayoría de las personas experimentan acidez de vez en cuando, pero si los síntomas se presentan más de dos veces por semana, es necesario que consulte un médico, ya que podría sufrir de reflujo y será necesario detectarlo a tiempo.
Algunos consejos:
- Nunca deje de tomar sus medicamentos
- Opte por comer más frutos del mar como los pescados, especialmente los azules como el salmón.
- Evite los excesos, sobre todo de alimentos cargados de condimentos, grasas y azúcares
- Reduzca el consumo de mermeladas y panecillos.
- Modere el consumo de bebidas alcohólicas.
- Evite cambios en los horarios de la alimentación
- Prefiera los alimentos bien preparados, frescos y bien conservados
- Evite comer alimentos de la calle.
- Tome mucha agua
- Haga actividad física y duerma bien.