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Depresión, ansiedad, miedo, adicciones: Algunas herramientas para abordar esta nueva situación

El estrés, el miedo y la incertidumbre nos llevó a experimentar síntomas como irritabilidad, problemas de sueño, pérdida de interés, incremento en los consumos del alcohol.

Por Revista ES

Fue inevitable. Hace un año, la pandemia por COVID-19 que venía haciendo estragos en el mundo, se instaló en nuestro país, afectando la salud física de la población, los sistemas hospitalarios, la economía nacional y algo más de lo que todavía se habla con temor: la salud mental de miles de personas.

Un año más tarde, seguimos lidiando con sus efectos en nuestras emociones, suscitado por el duelo, el ‎aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo que han generando o agravado trastornos de salud mental, según lo indica la Organización Mundial de la Salud(OMS).

El estudio Salud Mental y las relaciones con el entorno en tiempos de COVID-19, elaborado por investigadores de la Universidad Estatal a Distancia y la Universidad Nacional (UNED-UNA) indica que el 32% de la población sufrió una afectación grave en su salud mental durante el primer año de la pandemia. Asimismo, el informe revela un aumento del 50% en estados depresivos entre marzo y octubre de 2020. 

“El impacto en la salud mental fue brutal. Nos hemos visto expuestos a una situación extrema, y las situaciones extremas llevan a que se resalten conflictos que estaban camuflados tanto en las relaciones de pareja, como en la paternidad y maternidad y las relaciones laborales. En el consultorio hemos visto más depresiones, más ataques de ansiedad, incluso cuadros de pánico y adicciones. Nos ha tocado acompañar a personas que han perdido sus seres queridos, sin ni siquiera poder despedirlos”, explicó Agustina Seiguer, psicóloga de MediSmart y Hospital Metropolitano.

El estudio estatal que contó con la participación de más de 6.700 personas, también evidenció que la pandemia afectó emocionalmente a las mujeres en mayor medida, siendo ellas las que obtuvieron “puntuaciones superiores a los hombres en la mayoría de las medidas realizadas (ansiedad, depresión, calidad de vida profesional, miedo, impacto psicológico/psicosocial)”, cita el estudio.

También destaca que personas con rangos de edades entre 36 a 40 y 51 a 55 años, mostraron las puntuaciones más altas de posibles cuadros de depresión, ansiedad o miedo. Por su parte, los investigadores concluyeron que “las personas solteras tienden a tener más síntomas de posible depresión, ansiedad y menor resiliencia y las personas divorciadas mayor estrés, ansiedad y miedo”.

Estabilidad laboral. Según los resultados, la estabilidad laboral fue un factor determinante este análisis de la afectación producida durante la pandemia y los investigadores determinaron que a mayor estabilidad, menor ansiedad.

“Nadie estaba preparado para esta crisis que generó el Coronavirus, y volver nos llevará, por lo menos, un par de años más. Estamos inmersos en un nuevo mundo en el que nos hemos dado cuenta de podemos funcionar de manera virtual a través del teletrabajo, la educación virtual, la telemedicina y teleterapia y que estos son paradigmas que se van a quedar con nosotros”, indicó Seiguer, especialista en psicología.

Oportunidades en tiempo de crisis. Seiguer destaca que, a un año de la pandemia, el confinamiento nos ha llevado a volver a ciertas cuestiones básicas como el pasar más tiempo en familia, tener mayor intimidad en pareja o estar físicamente presentes y conectados con nuestros hijos.

“Creo que estas cuestiones que se instalaron, van a quedarse y es muy bueno porque hemos podido encontrar el balance para tener mayor calidad de tiempo, o simplemente no perderlo. Hay una clara necesidad de evolucionar a todo nivel pero especialmente a nivel social. Debemos pensar en crear un futuro nuevo, alternativo, donde todas estas cuestiones beneficiosas que se fueron incorporando también vayan quedándose”, comentó la psicóloga.

Algunas herramientas para abordar esta nueva situación:

  • Reflexione y organícese: Reflexionar sobre la nueva realidad en todos sus aspectos y preparar un plan mixto para abordar la vuelta, ya sea a clases o al trabajo. Organizarse según las actividades.
  • Acepte la realidad: Asuma que vivimos en una nueva realidad. No intente luchar contra ella ya que eso provoca que se incrementen emociones cómo la frustración, la desesperanza, etc.
  • Viva en el presente: Esta circunstancia nos ha enseñado a vivir en el presente y que no podemos controlar el mañana. Aproveche el aquí y ahora, si cree que puede hacer algún cambio, ¡hágalo!.
  • Vea el lado positivo: Reflexionar sobre qué ha aprendido en este tiempo y qué cambios quiere hacer en su vida, le permitirá ser positivo y potenciar sus fortalezas personales.
  • Potencie el autocuidado: ¡Aprovéchelo! Es un momento de cuidarse a nivel personal, tanto emocional como físicamente.
  • Póngase metas realistas: No se trata de volver a la normalidad de golpe, sino de volver poco a poco sin sobrecargarse.
  • Controle el miedo: Es importante desconectar la centrifugadora de pensamientos catastróficos. La imaginación no tiene límites y nuestra cabeza nos puede jugar malas pasadas.
  • Busque ayuda: Es normal que no queramos llegar a este punto, pero pedir ayuda psicológica es de valientes. Trabajar en las emociones a tiempo, es prevención y le ayudará a no desarrollar problemas psicológicos en el futuro.

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