Descifrando el complejo deseo sexual

Entre lo hormonal, lo mental, lo fisiológico y lo contextual, el apetito sexual es una caja de sorpresas más elaborada de lo que muchos suponen.

Por Revista ES

A menudo se cree a ojos cerrados en el “falso mito” de que las hormonas son las únicas responsables de intervenir en los complejos y múltiples mecanismos que dirigen el deseo sexual. Si bien, las hormonas tienen un papel preponderante en esta amplia esfera del apetito sexual, no son las únicas jugadoras con un rol relevante. Así lo explica el Dr. Paulo Castro, especialista en medicina del Bienestar de Clínica Vitality, quien señaló otras numerosas variables que inciden sobre el deseo sexual que se experimenta.

Es común dejar por fuera la atención sobre aspectos clave como el estado anímico de la persona, la sensación física experimentada durante el acto sexual, el nivel de estrés de la persona, o incluso circunstancias contextuales no relacionadas con el sexo, pero que reducen la intensidad del deseo. Hormonas en balance: una regla de oro

Cuando se habla de hormonas relacionadas con el deseo sexual, lo primero que hay que tener en cuenta es que estas no pueden verse por separado; deben comprenderse como un tridente compuesto por la testosterona, la progesterona y los estrógenos. Como explica el Dr. Castro, lo importante es tener un balance hormonal adecuado. “Tanto hombres como mujeres poseen una combinación diferenciada de este trío de hormonas. En el hombre el balance va más hacia la testosterona y progesterona, mientras en la mujer su balance va más hacia los estrógenos, pero sin restar importancia a la testosterona y la progesterona”, señaló.

De acuerdo con el profesional, esto es importante porque, por ejemplo, un hombre puede tener un conteo normal de testosterona, pero también podría tener un rango muy superior de producción de estrógenos y esto puede conducirlo a tener una menor expresión del deseo sexual. Es decir, lo que le está fallando en la pérdida del apetito sexual no es una carencia de testosterona, sino un exceso de estrógenos, que aunque suene curioso, se pueden producir en el tejido graso del paciente.

Otro ejemplo de desbalance puede ser cuando una mujer produce muchos estrógenos, esto puede causar que tenga un exceso de lubricación durante la relación sexual y que su sensación de placer se vea limitada. En este caso, el problema no sería una carencia de deseo, sino una falta de sensación. Este último caso resulta muy interesante porque, de acuerdo con el especialista, hay estudios clínicos que han profundizado en los efectos fisiológicos que tienen niveles inadecuados de testosterona en las mujeres, y se va descubriendo cada vez mas su importancia en el tratamiento de las afecciones en la mujer.

El lado ignorado de las pastillas anticonceptivas

Las pastillas anticonceptivas parecen un tema muy entendido, sin embargo, en ocasiones no se toman en cuenta los efectos colaterales de estos medicamentos, que realmente son una terapia de reemplazo hormonal.

Para el Dr. Castro, de Clínica Vitality, se suele poner atención sobre el efecto anticonceptivo o sobre su capacidad para regular los ciclos menstruales, pero se otorga limitado interés en aspectos como su impacto sobre el deseo sexual, la reducción de la sensación del placer durante el acto sexual, o incluso, los cambios en el peso de la mujer. “Es algo que rara vez se hace, pero lo ideal sería que antes de elegir un tipo de anticonceptivo se evaluara apropiadamente cuál es el medicamento que menos incida sobre el balance hormonal de la mujer”, explicó.

En este sentido, Castro apuntó que incluso se pierde de vista la temporalidad de uso de un medicamento anticonceptivo y sus posibles implicaciones. “A veces se inician los procesos de anticoncepción de manera muy temprana, supongamos que se comienzan a utilizar a los 14 años. Como resultado, es posible que cuando esta mujer cumpla los 34 años, va a llevar a cuestas una terapia de reemplazo hormonal de 20 años de aplicación, con las consecuencias que esto tenga para su madurez reproductiva e incluso para su vida sexual. Para nuestra cultura eso es normal, pero lo ideal hubiera sido buscar alternativas al anticonceptivo”.

Al respecto, el médico profundizó: “muchas mujeres aguantan los efectos colaterales de sus pastillas anticonceptivas porque aceptan como una normalidad lo que en realidad no es normal, lo ven como una condición usual, pero se cuestionan poco que llevan siete o más años de usar una terapia de reemplazo hormonal para regular sus ciclos menstruales y luego durante muchos años están más preocupadas por evitar un embarazo que cualquier otra cosa, sin meter en la ecuación la idea de poder llevar una vida sexual más satisfactoria con otras alternativas”.

Sensaciones y emociones

Al hablar sobre el deseo sexual es importante separarlo de lo podría denominarse su contraparte en el acto sexual: la sensación de placer. De acuerdo con el Dr. Castro, mientras el deseo posee una raíz neurológica, la sensación se explica desde el plano físico; no obstante, hay una estrecha relación entre ambas porque cuando la sensación no es la adecuada, el deseo puede verse aminorado. Es vital poner atención a aquellas sensaciones físicas que pueden afectar el desarrollo del acto sexual placentero.

Por otra parte, las emociones negativas también pueden dar al traste con el deseo sexual y esta vez sí pueden atacar desde el propio origen neurológico. Por ejemplo, el estrés y la generación de hormonas relacionadas con él, como el cortisol, el glucagón y la prolactina, son normales en la vida animal y son respuesta a estímulos del peligro exterior que llevan a los seres vivos a escapar, defenderse o quedarse estáticos. Pero los estímulos del peligro pueden tener un origen mental y no solo real, como, por ejemplo, la idea de quedarse sin dinero, perder el trabajo o el miedo a fallar en algo que considera importante.

Así, cuando el estrés es crónico en una persona, neurológicamente se prepara para estar alerta ante el peligro; esta emoción de ansiedad y miedo no es compatible con la sensación de bienestar que en teoría debería implicar un acto sexual, es por esto que, puede experimentarse un importante descenso del deseo sexual. De igual forma sucede con condiciones psico-emocionales como la depresión en un caso extremo; o bien, incluso la tristeza normal a raíz de un suceso difícil para una persona, como un duelo o un desengaño. Todas estas emociones juegan un papel en contra del deseo sexual.

El curioso y estimulante anhelo

Incluso, un factor como el anhelo o las ganas de estar cerca de la pareja sexual juega un papel relevante en el deseo. De acuerdo con el especialista, investigaciones recientes en países del norte de Europa, supusieron que la pandemia y el encierro obligatorio iba a incidir en un aumento de la tasa de natalidad, sin embargo, lo que incrementó fueron las tasas de divorcio. De acuerdo con el profesional, se está investigando si el deseo sexual tiene también una relación con el anhelo de cercanía física, lo cual, en casos como el del encierro obligado, habría estado anulado.

Necesidad de una respuesta comprensiva

Lo que es claro, según el Dr. Castro de Clínica Vitality y experto en medicina del Bienestar, es que el deseo sexual es más complejo de lo que suele suponerse y es una condición en la que intervienen no solo factores hormonales, sino incluso medicamentos, respuestas fisiológicas en el acto sexual, emociones y condiciones contextuales. De aquí la necesidad de comprender de una forma más integral aquellos factores que puedan estar influyendo sobre la falta de apetito sexual de una persona y buscar apoyo de profesionales como Clínica Vitality, tanto para prevenir como para atender padecimientos de este tipo.

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