El rival más difícil está adentro

“Lo propio del atleta es conocerse, gobernarse y vencerse a sí mismo”. Pierre Coubertin.

Dra. Laura Moreira, psicóloga.

 

Para un adecuado desempeño en el deporte competitivo, debemos tomar en cuenta que no solo se trata de entrenar el cuerpo, los músculos y las variables que de esto se derivan como la velocidad, fuerza y resistencia, sino trabajar todos los elementos del deportista, su esencia como ser humano y su historia personal.

En muchos casos existe una preparación o entrenamiento adecuado para el cuerpo, pero al carecer el atleta de una formación integral, que desarrolle su parte personal, su autoconocimiento, en especial un  trabajo donde el atleta se dé cuenta de la forma cómo se entrena y compite,  un conocimiento sobre sus fortalezas y principales obstáculos (externos e internos), el rendimiento se ve disminuido.

Un ejemplo de lo anterior sería cuando un corredor (a) entrena todo las distancias que le indica su entrenador en el plan, sin preocuparse por la frecuencia cardiaca o por la hidratación, mejorar la técnica o bien el desarrollo de herramientas psicológicas para la competencia.

Nuestra historia y personalidad marcan la forma cómo asumimos el entrenamiento y la competencia; en muchos casos, nuestras creencias (por ejemplo: “yo siempre he entrenado así.. para qué cambiar”  o “yo no hago entrenamiento de pesas porque no lo necesito”, “siempre me pasa que no puedo dormir o desayunar antes de una competencia” ) se convierten en nuestro principal rival, y funcionan como barreras para crecer y mejorar.

Por otra parte, en la sociedad que hemos construido los seres humanos, la enseñanza generalizada es centrar nuestra atención en el afuera, en lo que se encuentra en nuestro exterior, y en muchas ocasiones en lo material; los objetivos deportivos se tiñen de esta tendencia materialista y se llega a creer que para alcanzar un objetivo deportivo solo basta cultivar el cuerpo y comprar los implementos deportivos necesarios, sin tomar en consideración que debemos de conocernos y formarnos, comenzando por nuestro interior; conocer la manera en cómo se compite y se entrena, centrando la energía en mejorar desde adentro y crecer como deportista.

Es por ello que el y la atleta deben centrar su atención y energía tanto en el desarrollo externo como interno. Para una optimización del rendimiento se debe ser consciente de la forma en cómo asumen los entrenamientos y competencias, en sus creencias en torno a la actividad deportiva y en sus sueños como deportista, para que estos funcionen como plataforma de crecimiento y no como barreras.

Al mismo tiempo, se  deben centrar la energía y objetivos en competir contra sí mismos, en superar las propias barreras y obstáculos.

El rendimiento deportivo se nutre de factores tanto físicos como personales y subjetivos del atleta. 

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