La ingesta de fibra en nuestra dieta diaria no solo nos ayuda a mantener una buena digestión: también contribuye a controlar y prevenir enfermedades cardiovasculares, cáncer de colon y diabetes tipo 2.
Por Revista ES
La vida moderna ha traído grandes cambios en los hábitos alimenticios de la humanidad, pero dicha transformación no ha sido del todo positiva: el sedentarismo, estrés y ritmo con que se desarrollan nuestros días han contribuido al deterioro de la salud. No por nada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la obesidad como la pandemia del siglo XXI, teniendo como víctimas mortales a más de 2.8 millones de seres humanos.
Con la llegada de la Covid-19 a nuestras vidas, el sobrepeso y la obesidad se tornaron aún más preocupantes, pues son factores de riesgo para desarrollar una enfermedad grave por coronavirus. Un estudio publicado por la prestigiosa revista médica británica The Lancet establece que la obesidad agrava los pronósticos de personas jóvenes que contraen el virus. Esto se observó en 265 pacientes a finales de marzo de 2020 en varios hospitales de Estados Unidos.
Ya en el 2001, la OMS publicó que las enfermedades cardiovasculares eran la principal causa de muerte en el planeta, con más de 16 millones de fallecimientos al año y una tasa de mortalidad del 33%. Desde hace un par de décadas, el aumento acelerado en las cardiopatías ha sido una constante, por lo que se calcula que seguirá siendo la principal causa de mortandad durante los próximos 15 años.
El confinamiento por meses debido a la pandemia por coronavirus no ha ayudado mucho a contrarrestar estas tendencias. En contraste, ha obligado a miles de personas alrededor del mundo a cambiar sus hábitos alimenticios y reducir la actividad física con la que vivían en su día a día. Pasar más horas en casa puede llegar a ser contraproducente, trayendo como consecuencia un aumento del sedentarismo, además del incremento en el consumo de calorías.
En pocas palabras, nos movemos menos y comemos más, por lo que la quema de calorías se ve reducida. Esta práctica constante durante el confinamiento puede llegar a ocasionar algún cuadro de depresión o generar ansiedad, lo que nos lleva a un aumento en la ingesta de alimentos calóricos que nos proporcionan más placer, como las grasas y dulces. Ya en el 2016, según la OMS, casi 2 millones de adultos tenían sobrepeso, de los cuales 650 millones eran obesos.
El sobrepeso y la obesidad se pueden prevenir
Uno de los grandes desafíos para la salud pública a nivel global es la prevención de la obesidad y el sobrepeso. En muchos de los casos, esta condición comienza desde la infancia o adolescencia: un niño obeso, será un adulto obeso. Se estima que un 25% de los niños y adolescentes en el mundo sufren este problema. Las causas van desde la falta de actividad física, alimentación inadecuada, genética, estilo de vida y algunas enfermedades o medicamentos administrados de forma periódica.
La clave para mejorar este panorama está en la prevención y la solución en la mayoría de los casos está a nuestras manos: llevando una dieta equilibrada entre frutas, verduras, legumbres, pescado, pollo, frutos secos y cereales integrales ricos en fibra, establecer un horario regular para comer tres veces al día y dos meriendas, además de hidratar constantemente nuestro cuerpo con agua natural y limitar el consumo de alimentos ricos en grasas, sodio, sal y azúcares. Realizar actividad física frecuente es vital para mantenernos sanos, esto acompañado de una rutina de sueño saludable, así como dejar de fumar o ingerir bebidas alcohólicas.
La fibra como aliada
Un hábito muy importante que podemos sumar frecuentemente es consumir de 20 a 30 g de fibra total (dietética y/o de suplementos) por día o 14 gr por 1,000 kcal ingeridas, lo que se traduce a una ingesta total de 25 gr de fibra para las mujeres y 38 gr para los hombres.
Los expertos afirman que su ingesta reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Recientemente, The Lancet, con el apoyo de la OMS, publicó una investigación donde se recomienda consumir de 25 a 29 gramos de fibra. El estudio señala que las muertes y enfermedades del corazón se redujeron de 15% a 30% entre la población que consumió este elemento. Los accidentes cardiovasculares, enfermedades coronarias y la diabetes mellitus tipo 2 se redujeron entre 16% y 24%, lo que significa 13 fallecimientos y seis casos menos de padecimientos coronarios por cada mil habitantes que ingieren alimentos ricos en fibra.
La fibra es capaz de resistir el proceso de digestión en el tracto gastrointestinal y en los seres humanos brinda varios beneficios para la salud, por ejemplo, metabólicos (reduce el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, y optimiza el perfil de lípidos), cardiovasculares (combate la inflamación crónica, disminuyendo el riesgo coronario) y en el efecto local intestinal (mantiene la integridad, función, movimiento y salud del intestino).
“Uno de los desafíos más relevantes de la actualidad es lograr un equilibrio entre alimentación y salud, sobre todo a partir de la pandemia, cuando pasamos a un mayor sedentarismo; de hecho hoy el 60% de la población mundial se ve afectada por este trastorno. Ante ello, alternativas naturales como Metamucil, se vuelven verdaderos aliados, ya que favorecen procesos naturales de limpieza para el organismo a partir de la fibra”, explica Rhina Álvarez, Directora de Comunicaciones de P&G para Centroamérica.
Metamucil está hecho de la cáscara de semilla de la planta llamada Psyllium Plántago. Es un tipo de fibra soluble, con capacidad de retener agua y formación de gel, además es un polisacárido natural altamente ramificado. Estas características la convierten en una muy buena fuente de fibra 100% natural, ya que cubre los requerimientos diarios de ingesta de fibra que recomiendan los expertos para contrarrestar la inflamación crónica, lo que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. La fibra de Metamucil, al ingresar al estómago en forma de gel, atrapa y ayuda a deshacerse de los desechos que el cuerpo no necesita.
Así mismo, para la Organización Mundial de Gastroenterología (OMGE), el consumo regular de fibra es considerado como un tratamiento de primera línea en contra del estreñimiento, ya que mejora la frecuencia de los movimientos intestinales y la consistencia de las deposiciones. El uso de las fibras forman parte fundamental del tratamiento contra este padecimiento y por lo general se utilizan como coadyuvantes. En algunos casos, se ha observado que el uso de fibra ha permitido que los pacientes puedan discontinuar el tratamiento con otros laxantes.
Las fibras son muy seguras y tienen pocos efectos secundarios, como Metamucil, que es un laxante no irritante y actúa de forma suave y sin dolor. Para demostrar sus múltiples beneficios, varios influencers como Sophie Rodríguez Mata y Johanna Solano decidieron aceptar el #RetoMetamucil por diez días, una iniciativa para mantener una vida más saludable en esta época donde la población tanto lo necesita.
¡Los resultados fueron sorprendentes! Al término de la experiencia manifestaron sentirse “más ligeros” y con una mayor sensación de bienestar general en todo el cuerpo, lo que llevó a estos promotores de la vida saludable a invitar a todos sus seguidores a unirse a este desafío por el bienestar.
Sin duda, uno de los retos más importantes para la humanidad en los próximos años es el tema de la salud. Las cifras son alarmantes, las defunciones derivadas por problemas cardiovasculares aumentan año con año, por lo que consumir alimentos y productos ricos en fibra que nos ayuden a mantener una vida saludable es vital para no sólo contrarrestar enfermedades a causa del sedentarismo y obesidad, sino para prevenirlas en pro de una mejor calidad de vida, lo cual no solo repercute a nivel personal, sino como sociedad.