120 años después de inaugurarse las justas universales de la era moderna, Río de Janeiro será la primera ciudad suramericana en recibir un evento final de Juegos Olímpicos
Por Revista ES
Anécdotas, cifras sorprendentes, detalles y curiosidades pululan en la organización de un evento de tal magnitud. En Río de Janeiro se trabajan las 24 horas, esperando el gran día.
Los encargados del evento reportan cifras oficiales de 34.000 camas, 72.000 mesas, 25.000 pelotas de tenis y más de once millones de meriendas. Se escribirá una nueva historia entre el 5 y el 21 de agosto.
En Río 2016 no habrá olimpiadas
Suele ser un error decir olimpiadas en lugar de Juegos Olímpicos. En la antigua Grecia la olimpiada era el período de 4 años que debían transcurrir entre unos juegos y otros. Es decir, en estos momentos estamos en olimpiadas, mientras que en Río se disputarán los Juegos Olímpicos.
Llama de la hermandad
La antorcha olímpica representa la unión entre los pueblos. En los juegos antiguos, el vencedor del pentatlón tenía el honor de encender el fuego del oráculo de Zeus, máxima deidad del Olimpo griego. Desde entonces, la ceremonia de encendido del pebetero es el momento cumbre de la ceremonia inaugural.
La tradición de trasladar la antorcha desde Olimpia apareció en las justas de Berlín en 1936. La llama olímpica llegó a la ciudad alemana luego de recorrer Yugoslavia, Austria y Checoslovaquia. Aunque denotaba hermandad entre los pueblos, poco después los tres países fueron invadidos por la Alemania nazi.
Pocos requisitos
El Comité Olímpico Internacional y la Carta Olímpica solo incluyen como requisito para portar la antorcha olímpica ser mayor de 14 años y tener la condición de recorrer 400 metros. Sin embargo, la escogencia suele centrarse en las más grandes personalidades de un país.
Innovadoras formas de encender el pebetero han hecho que el requisito de recorrer 400 metros con la antorcha sea cada vez menos necesario.
Por aire, tierra, mar… ¡y debajo del mar!
El traslado de la llama olímpica no conoce distancias ni fronteras. Por barco, avión y siendo llevada por atletas que corren con la antorcha, suele ser la forma de hacerlo, pero en el año 2000 el viaje hasta Sidney tuvo la más innovadora forma de hacerse. Con un dispositivo especial, la llama olímpica viajó sumergida por la Gran Barrera de Coral del noroeste de Australia.
Diferentes generaciones
En 1896, el niño Dimitrios Loundras, de 10 años, se convirtió en el atleta más joven en unos juegos olímpicos. Ganó medalla de bronce en gimnasia. En 1920, en la edición de Amberes, el tirador sueco de 72 años de edad Oscar Swahn inscribió su nombre como el atleta olímpico más longevo. Swahn ganó medalla de plata.
La gloria en el pecho
En 1912, en Estocolmo se entregaron por última vez medallas completamente de oro. Las actuales están hechas de plata con un recubrimiento de 6 gramos de oro puro. Esa capa dorada es la única diferencia con las medallas de plata.
Las preseas de oro que se entregarán en Río de Janeiro tienen un costo cercano a los 400 euros, las de plata unos 200 euros y las de bronce tienen un valor de manufactura menor a los 20 euros.
Triunfo efímero
Históricos escándalos han generado los casos de dopaje en el deporte mundial, en especial cuando incluyen la devolución de medallas. La primera acusación de ese tipo se dio en México 1968, cuando al pentatleta sueco Hans-Gunnar Liljenwall se le retiró la medalla de bronce que había ganado por uso de sustancias prohibidas. En su sangre se encontró alcohol y el atleta explicó que antes de la competencia se tomó dos cervezas para apaciguar los nervios.
Extensos hasta aburrir
Hace más de un siglo, en Londres 1908, los juegos olímpicos se extendieron desde abril hasta octubre, para un total de 187 días, más de medio año de competencias. Esta vez serán 16 días, entre el 5 y 21 de agosto.
Acceso universal
En 1936 los alemanes mostraron al mundo los juegos en directo mediante la televisión. Se calcula que hubo 150.000 televidentes. Para Río se esperan 1.500 millones de personas siguiendo el evento; en promedio, una audiencia 10.000 veces superior a la de hace 80 años.
Honor eterno
De acuerdo con la costumbre deportiva universal, no existen los atletas “ex olímpicos”. Una vez que un deportista disputa cualquier evento en las justas, gana su calificativo de atleta olímpico para toda su vida.
La costumbre de ganar
Nadie más experto en romper marcas mundiales que el ucraniano Sergei Bubka. El salto con pértiga era su especialidad y a lo largo de su carrera rompió marcas mundiales u olímpicas en 35 ocasiones; 17 al aire libre y 18 en pista cubierta.
Este atleta nació en Ucrania en diciembre de 1963 y a los 11 años estableció su primera marca: 2,70 metros. Su primer récord mundial fue en 1984, con 5,81 m bajo techo. El segundo, también en 1984, 5,85 m al aire libre. Aquel año batió nueve récords mundiales. En 1988 fue el primer hombre en superar seis metros, altura que sobrepasaría en 43 ocasiones. El 21 de febrero de 1993, Bubka saltó 6,15 m, la mayor altura jamás registrada en esta disciplina.