Los ejercicios de alta intensidad por intervalos, las clases colectivas y el entrenamiento con “tecnología ponible” son las nuevas tendencias que hacen furor en los gimnasios.
Por Nuevo Diario
Cada año, el American College of Sports Medicine (Colegio Americano de Medicina Deportiva o ACSM) estadounidense, publica su estudio sobre tendencias en materia de prácticas deportivas y ejercicios para mantenerse en buena forma.
En su último estudio de este tipo, el ‘Worldwide Survey of Fitness Trends for 2018: The CREP Edition’, el ACSM (www.acsm.org),destaca el entrenamiento de alta intensidad por intervalos (HIIT por sus siglas en inglés) como la práctica deportiva que marca tendencia este año en EE. UU., informa la aseguradora médica privada Sanitas (www.sanitas.es) .
Según Jesús Hernández González, preparador físico del seguro médico digital Blua de Sanitas, “el interés por este tipo de entrenamiento es que ofrece resultados en poco tiempo, ya que con el HIIT se quema grasa rápidamente”.
“Debido a la alta intensidad se produce un gran impacto metabólico en el cuerpo, provocando reacciones fisiológicas internas que acaban por producir un mayor gasto energético posterior al entrenamiento”, señala Hernández.
“El método HIIT ayuda a prevenir algunas enfermedades metabólicas como la diabetes tipo II, a llevar un buen control del colesterol, a disminuir la presión arterial y a mejorar la resistencia aeróbica y anaeróbica, entre otros beneficios”, explica a Efe, Jesús Hernández, quien también es fisioterapeuta.
Ejercicios aeróbicos
“Este entrenamiento consiste en alternar unos ejercicios aeróbicos de alta intensidad en períodos cortos de tiempo, con otros que nos permiten recuperarnos, con el fin de crear un gran impacto metabólico que provoca los beneficios mencionados, en un menor tiempo con respecto a otros métodos de entrenamiento”, destaca Hernández.
Añade que, en cuanto a la pérdida de grasa, el HIIT funciona, ya que “el impacto metabólico es tal, que pasadas hasta 48 horas del entrenamiento, el cuerpo continúa trabajando para recuperarse y mejorar. Un proceso en el que se queman muchas kilocalorías (Kcal) procedentes de las grasas”.
Aunque es una práctica cada vez más habitual, “si se practica de manera exclusiva no es tan efectiva como combinada con un programa de fuerza”, añade Hernández.
“La fuerza es una capacidad física que nos permite realizar todas las acciones del día gracias a la contracción de nuestros músculos”, explica Hernández a Efe.
Destaca que “desde levantarnos de la cama, levantar el brazo para beber agua o cargar las bolsas de la compra, son acciones que requieren más o menos cantidad de fuerza y, por tanto, nuestra salud está totalmente arraigada a esta capacidad”, afirma el experto.
Entrenando la fuerza
“Trabajar la fuerza durante toda la vida es fundamental por la cantidad de beneficios saludables que tiene. Tiene unos efectos protectores, a nivel neurodegenerativo y de huesos y articulaciones”, enfatiza este preparador físico.
“Este tipo de entrenamiento consiste en exigir a la musculatura un trabajo para el que no esté acostumbrado, obligándola a generar músculos más grandes, fuertes y eficientes”, declara Hernández.
“Si a esto le añadimos un buen descanso, el cuerpo aprende y se adapta para ser mejor en el siguiente entrenamiento. Digamos que sacamos a nuestro cuerpo de nuestra zona de confort físico para llevarlo al siguiente escalón”, recalca.
“Debido a la exigencia de los ejercicios de alta intensidad, el entrenamiento HIIT no se recomienda, por ejemplo, para personas que sufren algún tipo de patología cardiaca o cardiovascular, ya que la presión sanguínea se dispara en los periodos de alta intensidad”, explica Hernández a Efe.
El especialista añade que tampoco es adecuado para individuos que padecen dolores crónicos o tienen alguna lesión en las articulaciones, ni para personas con insuficiencias respiratorias.
El HIIT es una rutina física muy recomendable, aunque ¡eso sí!, hay que tomárselo con calma y empezar poco a poco para no hacer sufrir demasiado al organismo. “Siempre hay que valorar el caso de cada persona en particular”, explica.
“Tecnología ponible”
Otra tendencia al alza que apunta la ACSM es asistir a clases colectivas de distintas prácticas deportivas.
Zumba, cardiobox, fitboxing o TRX, son algunas de las actividades con más ‘fans’ en los gimnasios, lo cual responde a que “todos buscamos cuidarnos y divertirnos pero, debido al trabajo, no tenemos mucho tiempo para lograrlo, así que juntar diversión y entrenamiento es lo ideal para mejorar nuestra salud y pasar un rato divertido”, según Hernández.
“Las clases colectivas de este tipo proporcionan diversión, motivación y sobre todo ¡adherencia!”, enfatiza Hernández a Efe.
“El mejor entrenamiento es el que se realiza, por lo tanto tenemos que buscar una actividad que nos motive a volver, y las clases colectivas incluyen multitud de motivaciones que nos invitan a ello: entrenamiento en grupo, música, variedad, diversión, y que la clase es dirigida por un profesional. Un conjunto de factores que nos hacen olvidar que estamos entrenándonos”, asegura.
Otra de las tendencias de las que informa el estudio de ACSM es el entrenamiento con “tecnología ponible”: dispositivos que se ponen en el cuerpo, como rastreadores de actividad, relojes inteligentes, monitores de frecuencia cardíaca, dispositivos de rastreo GPS o gafas inteligentes, de acuerdo a Hernández.
Consultado sobre cómo hay que elegir y utilizar estos wearables, el fisioterapeuta indica que podemos comenzar por hacernos varias preguntas y responderlas con sinceridad como: ¿Para qué voy a usar “de verdad” este dispositivo? o ¿qué funcionalidades tiene?.
“Es cuestión de pensar el uso que le vamos a dar y, en función de eso, elegir aquellos instrumentos o aparatos que nos puedan ser útiles”, recalca.
A la hora de usar estas herramientas, Hernández señala que tienen que ser “un apoyo en nuestro entrenamiento. De hecho pueden ser una tremenda ayuda con información útil, lo cual puede motivarnos a seguir entrenando más y mejor”.
“El peligro reside cuando uno juega a ser su propio entrenador, haciendo un mal uso de la información de estos aparatos o cuando existe un desconocimiento de su uso, lo cual puede llegar a provocar más lesiones que beneficios para la salud”, concluye Hernández.