Por Luis Diego Quirós, director editorial
Una de las mayores satisfacciones es alcanzar las metas. No importa si se trata de profesionales o personales. En mi caso, hace algunas semanas cumplí un sueño: correr una maratón. Quienes disfrutan el atletismo me comprenden; esa es una de las principales metas que tenemos en este deporte.
El año pasado, en una de las sesiones de entrenamiento, don Claudio –uno de los compañeros del equipo– me contó que se había inscrito para correr la Maratón de Miami. A sus 58 años, es un verdadero ejemplo de disciplina y dedicación, y al verlo tan emocionado con su participación en esta competencia, sembró en mí la espina de correr los 42 kilómetros. Un día de tantos, me dije: ¿por qué no? Y me inscribí también.
Pasaron los días y con ellos inició un fuerte entrenamiento físico, nutricional y mental. Erick, nuestro entrenador y varios compañeros del equipo nos apoyaron y entrenaron como si ellos también estuvieran inscritos. Frías madrugadas, rutinas extenuantes y fondos de hasta 32 kilómetros fueron parte de este proceso.
A las pocas semanas de la competencia, las emociones empezaron a crecer y con ellas los nervios que se sienten cuando uno va a hacer algo que le gusta por primera vez. Muy cerca de la fecha, leí la entrevista con Mauren Solano, la triatlonista que logró el tercer lugar en el Ironman de Hawaii de este año. Ella comenta que muy cerca de la meta sintió que las fuerzas la abandonaban, pero que su gran esfuerzo y el apoyo de sus seres queridos le dieron la energía que necesitaba para terminar. Aún sin correrla, me sentí identificado y presentí que algo así me esperaba.
Una vez en la competencia, es difícil describir con palabras lo que se siente al correr por primera vez 42 kilómetros. Era el momento de retar al cuerpo y buscar una meta personal (desgraciadamente, la vida actual nos empuja a que la mayoría de las metas sean profesionales o laborales).
Cuando pasé por los 21 kilómetros, sentí que cruzaba una frontera física y mental. Allí se separa el camino entre las 24.000 personas que corrieron la media maratón y entre los 2.600 locos que decidimos seguir 21 kilómetros más. Esa frontera además reta al espíritu, pues ya no hay tanta gente alrededor haciendo porras ni grupos musicales. Es un encuentro con uno mismo y su entrenamiento.
A los 40 kilómetros, el esfuerzo pasó la factura; me empezó a doler la parte superior de la pierna derecha. Pero es en ese momento que la fuerza física cede espacio a la mental y pensé: “Entrené mucho. Mi familia y mis amigos del equipo me están apoyando desde Costa Rica y estoy cumpliendo un sueño; así que adelante”.
A menos de un kilómetro de terminar, saqué una bandera en la que mis compañeros del equipo escribieron mensajes de apoyo. En ese momento, gente que no conocía me dijo: “Vamos, pura vida. Ya casi termina”… ¡Cómo no emocionarse! Cuando vi la meta, di gracias a Dios por la salud y los medios para correr y sobre todo por disfrutar la competencia y los entrenamientos. En ese momento entendí la importancia de dar lo máximo de uno. Vale la pena estar en un equipo, madrugar, sudar y comer menos. ¡Atrévase a hacerlo!
La salud primero
En esta edición tenemos un completo especial sobre salud, donde usted podrá conocer la importancia de la prevención y la vida sana, así como lo más novedoso en tratamientos médicos que se ofrecen en América Central. Además, podrá conocer la historia de Mauren Solano, una joven de apenas 20 años que se perfila como una promesa en el triatlón mundial. Logró el tercer lugar en el Ironman World Championship que se realizó el año pasado en Hawaii. Adicionalmente, le hablamos de la importancia de la actividad física en su lugar de trabajo y le presentamos una sencilla rutina que puede hacer sin alejarse mucho de su escritorio.
Estos y otros temas de salud, ejercicio, nutrición y estilo son parte de lo que tenemos para usted en esta edición.