Dr. Dicenta: «No es normal llevar unas zapatillas muy caras y no gastar el dinero en saber cómo está tu corazón”.
Por: Runners World
Se le llama muerte súbita a una forma de muerte natural debida a causas cardiacas así como inesperada en el tiempo. Esta se caracteriza por venir precedida por la pérdida brusca de conciencia dentro de, como máximo, la hora que sigue al inicio de los síntomas. Importante es saber que la muerte súbita cardíaca puede recuperarse mediante las maniobras de resucitación cardiopulmonar adecuada y/o con un desfibrilador.
Más del 50% de las muertes súbitas se debe a una de las manifestaciones más dramáticas de la cardiopatía isquémica, la fibrilación ventricular. Además, más del 80% de los casos de muerte súbita en adultos tiene un origen cardíaco. En personas sedentarias se puede dar por falta de ejercicio, también en personas con antecedentes con familiares con muerte súbita cardiaca. En corredores también puede ocurrir sobre todo en los que padecen cardiopatías congénitas o adquiridas.
El Dr. Fernando Dicenta Gisbert -Jefe del Servicio del Cardiología del Hospital Nisa Rey Don Jaime de Castellón- es uno de los más reputados cardiólogos de nuestro país, ha supervisado a muchos deportistas de élite y conoce perfectamente cómo es un corazón entrenado. Según Dicenta:
“La muerte súbita en deportes que esté implicada la carrera, es hasta 7 veces mayor que en otros deportes, así como también hay que decir que su porcentaje es mayor entre los hombres que en las mujeres. Con cifras en la mano, se ha visto que a partir de los 35 años, las probabilidades de sufrir esta circunstancia, aumenta, con una proporción de 1 cada 18.000 habitantes. En cambio, por debajo de esa edad, las probabilidades son de 1 cada 200.000 habitantes. Con estos datos en la mano coherente pensar que someterse a una revisión profesional y rigurosa del aparato cardiovascular al menos una vez al año es algo que debería hacerse de forma obligatoria”.
La prueba más extendida y conocida a la que se suelen someter los ‘runners’ es la prueba de esfuerzo, con el protocolo habitual de toma de tensión arterial en reposo y en ejercicio, así como un electrocardiograma antes de la prueba y en pleno es fuerzo. Proceder de esta manera podría ser el principio de estar haciendo las cosas bien pero quizás esta prueba máxima no es suficiente. Una ecocardiografía, ecografía del corazón, sería la prueba más definitiva para saber si este se está formando y funciona bien según lo sometemos al continuo machaque diario. Ver su morfología o el estado de arterias y válvulas es fundamental. Si lo comparáramos con nuestro coche, no es lo mismo que este parezca que funcione bien porque nunca nos ha dado problemas que hacerle una revisión a fondo del motor para ver cualquier detalle que podría llevarnos a quedarnos tirados el día menos pensado.
El Dr. Dicenta añade también estos importantes datos:
“Normalmente las razones de muerte súbita en menores de 35 años se deben a miocardiopatía hipertróficas -engrosamiento del miocardio, con frecuencia de una sola parte del corazón, que hace que tenga más dificultad para sacar sangre del mismo, forzándolo a trabajar más- y en mayores de 35 años a arterosclerosis -depósitos de sustancias lipídicas en las paredes de las arterias- . Si ya es recomendable para una persona que no hace deporte, un chequeo previo a comenzar con una actividad como es correr, así como un seguimiento en el tiempo podría ser decisivo a la hora de prevenir que cualquier participante con una cardiopatía congénita o adquirida no debutara con riesgo de muerte súbita”.
Además de ser el órgano más importante del cuerpo, el corazón de un corredor está sometido a constantes cambios estructurales, todo ello debido al intenso y continuo trabajo al que se le somete. Al ser un músculo,‘crece’ a medida que lo ejercitamos, por lo que debemos asegurarnos que estos cambios se producen dentro de la normalidad y que no están siendo un problema para que esté continúe haciendo normalmente su función.
“Cualquiera que se pone a hacer deporte hoy en día tendría que hacerse un buen chequeo. No es normal gastarse mucho dinero en unas zapatillas y no pagar para conocer el estado de su corazón”, dictamina este cardiólogo.