Centroamérica es una región que enfrenta el problema conocido como: la “doble carga de la malnutrición”
Por Revista ES
La obesidad, el sobrepeso, la desnutrición y los estilos de vida que agudizan la incidencia de enfermedades crónico degenerativas son problemas que afectan significativamente a la población centroamericana, los cuales conllevan altos riesgos para la región.
Centroamérica es una región que enfrenta el problema conocido como: la “doble carga de la malnutrición”, es decir, comunidades y hogares en los que la desnutrición coexiste con el sobrepeso y la obesidad. En estos hogares habitan menores de cinco años en condición de desnutrición crónica junto con mujeres, en edad fértil, con problemas de obesidad y sobrepeso.
El fenómeno de la “doble carga de la malnutrición” es creciente en la mayor parte de los países del área y obliga a modificar el abordaje de las políticas públicas de seguridad alimentaria y nutricional. Esto se ha convertido en una preocupación mundial debido a su alta y creciente prevalencia, así como al impacto que provoca en el aumento de las tasas de morbilidad y muerte asociadas a padecimientos como diabetes, hipertensión, cáncer y enfermedades cardiovasculares.
El Quinto Informe Estado de la Región señala que con excepción de Costa Rica (5,6%), a nivel regional la prevalencia de la desnutrición crónica durante el período 2008-2011 fue de 28,4%, más del doble del promedio de América Latina y el Caribe (12,8%) para el año 2012. Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá presentan valores cercanos a 20% y el caso más dramático es el de Guatemala, con una tasa de 49%, muy alta a la luz de los parámetros internacionales definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con respecto a la evolución del sobrepeso y la obesidad, en los países de la región (excepto Panamá) la prevalencia se ha incrementado en alrededor del 30% de las mujeres en la primera parte de la década, a más del 50% en el 2013. Dicha evolución es creciente y evidencia la necesidad de transformar los hábitos alimenticos y estilos de vida para evitar que este problema siga afectando a la población.
Por otro lado, datos del reciente Informe Estado de la Región señalan que otro de los riesgos latentes para la región centroamericana corresponde a que el perfil de morbimortalidad sigue estando dominado por enfermedades crónico degenerativas, como: cáncer, cardiopatías, diabetes – relacionadas con estilos de vida no saludables, entre ellos la falta de actividad física y la mala alimentación, asociados al sobrepeso y la obesidad. Los países que reportan más fallecimientos por neoplasias o cánceres (mayor tasa de mortalidad) son Panamá, Costa Rica y El Salvador. La proporción de cánceres de pulmón, tráquea y bronquios es mayor en Panamá y El Salvador; en el aparato digestivo y el peritoneo tiene una alta incidencia en Costa Rica y Panamá.
Las afecciones del corazón son, entre las enfermedades crónicas, la segunda causa de mortalidad regional y su peso se ha incrementado. En 2012 la tasa fluctuó entre 25 y 60 por cada 100.000 habitantes. Asimismo, la diabetes, que está relacionada con malos hábitos alimentarios y el sedentarismo, tiende a aumentar como causa de muerte en la región. En 2012 la tasa de mortalidad por 100.000 habitantes varió entre 14 para Costa Rica y 42 para Honduras.
Ante este contexto, los crecientes niveles de estas enfermedades implican serios riesgos para Centroamérica debido a la baja cobertura de la seguridad social. La atención de estas patologías complejas (cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares) es cara y altamente especializada.
De acuerdo con un estudio reciente, en El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua la cobertura de la seguridad social entre los ocupados es inferior al 30% y, para enfrentar su relativa desprotección, los hogares incurren en un mayor gasto privado y de bolsillo en salud. Por lo que, hacer frente a las contingencias relacionadas con la vejez y la enfermedad se torna difícil, dados los altos niveles de pobreza que prevalecen en la región.