Es por eso que los programas de entrenamiento se deben personalizar de acuerdo a las características de cada persona bajo la supervisión de entrenadores personales, expertos en fisicoculturismo, doctores y nutricionistas.
«Algunas personas lo ven como una obsesión, pero para mí es lo contrario», asegura Brittany Rhodes. «Cada persona que lo práctica tiene un razón para hacerlo».
«Yo trabajo unas 50 horas a las semana y me levantó a las cuatro de la mañana para ir al gimnasio y regreso una vez que termino mi jornada», señala.
«Se trata de tener una prioridad y establecer un objetivo. Te pones un plan de 30 días y luego lo extiendes a 60 días. Tu cuerpo puede cambiar mucho. Puede ocurrir si sigues la dieta y el entrenamiento correcto».
Rhodes reconoce que en muchas ocasiones siente que se trata de una tortura y que es muy duro seguir con la rutina, aunque dice que una de las cosas que más la motiva es entrar a un gimnasio y ser capaz de levantar más peso que un hombre.