El páncreas artificial es un dispositivo que combina un monitor de glucosa convencional y una bomba de insulina con una aplicación desarrollada por el equipo.
Por EFE
Un páncreas artificial, formado por un dispositivo impulsado por un algoritmo, para personas con diabetes tipo 2 duplicó el tiempo que permanecían en un rango objetivo de glucosa y redujo a la mitad el de niveles altos, en comparación con el tratamiento estándar.
Unos 415 millones de personas padecen diabetes de tipo 2 en el mundo, lo que supone un gasto sanitario anual de 760.000 millones de dólares (700.000 millones de euros), recuerda el estudio coordinado por la Universidad de Cambridge y que publica Nature Medicine.
La diabetes de tipo 2 hace que los niveles de glucosa -azúcar en sangre- sean demasiado elevados y se trata con una combinación de cambios en el estilo de vida -mejora de la dieta y más ejercicio, por ejemplo- y medicación, con el objetivo de mantener bajos los niveles de glucosa.
El páncreas artificial es un dispositivo que combina un monitor de glucosa convencional y una bomba de insulina con una aplicación desarrollada por el equipo, que se ejecuta mediante un algoritmo que predice cuánta insulina se necesita para mantener los niveles de glucosa en el rango objetivo.
El estudio informa sobre los resultados del primer ensayo durante ocho semanas con un grupo de 26 personas que no necesitan diálisis renal y que fueron repartidos en dos grupos. Una mitad probó primero el dispositivo y luego siguió con el tratamiento habitual y el otro al revés.
El equipo utilizó varias medidas para evaluar la eficacia del páncreas artificial. La primera fue la proporción de tiempo que los pacientes pasaban con los niveles de glucosa dentro de un rango objetivo.
Por término medio, los pacientes que utilizaron el páncreas artificial pasaron dos tercios (66%) del tiempo dentro de ese intervalo, el doble que el otro grupo (32%).
Una segunda medida fue la proporción de tiempo que tuvieron los niveles de glucosa elevados. Los que seguían en tratamiento habitual pasaban dos tercios (67%) del tiempo, porcentaje que se reducía al 33 % con el páncreas artificial.
Ningún paciente experimentó niveles de azúcar en sangre peligrosamente bajos (hipoglucemia) durante el estudio y solo uno tuvo que ser hospitalizado mientras utilizaba el páncreas artificial debido a un absceso en el lugar de la cánula de la bomba.
Los comentarios de los participantes sugerían que estaban satisfechos de que el sistema controlara automáticamente los niveles de glucosa y nueve de cada diez (89%) afirmaron dedicar menos tiempo al control de su diabetes en general.
Entre las ventajas clave destacaron no tener que inyectarse y el aumento de la confianza en el control de la glucosa en sangre. Las desventajas fueron el aumento de la ansiedad ante el riesgo de hipoglucemia y las molestias prácticas derivadas del uso de los dispositivos.
Los investigadores ya habían demostrado que un páncreas artificial dirigido por un algoritmo similar era eficaz para pacientes con diabetes de tipo 1 y en enfermos con tipo 2 que requieren diálisis
El equipo tiene previsto llevar a cabo un estudio multicéntrico mucho más amplio a partir de sus hallazgos y ha presentado el dispositivo para su aprobación reglamentaria con vistas a comercializarlo en pacientes ambulatorios con diabetes de tipo 2.