¡Qué cansado, otra vez a entrenar!

Todos hemos tenido esa sensación de agotamiento extremo, de no querer levantarnos de la cama. A este estado se le conoce como fatiga, generalmente una respuesta normal a un esfuerzo físico.

Dr. Ricardo Castro, ortopedista y especialista en medicina deportiva.

La fatiga física puede darse por un esfuerzo que puede ser muy corto en tiempo pero de una intensidad muy alta, o no tan intenso pero excesivamente prolongado, ya sea durante varias horas o después de varias semanas de entrenamiento constante.

En algunos casos, estos síntomas pueden aparecer como consecuencia de alguna enfermedad. Podría tratarse de una dolencia tan grave como un cáncer o de alguna insuficiencia de un órgano vital como el corazón, el hígado o los riñones. Puede tratarse también de algún trastorno hormonal como un mal funcionamiento de la glándula tiroides, de una anemia, una enfermedad reumática, apnea nocturna, diabetes, enfermedades infecciosas como la tuberculosis y estados mentales como la depresión. Algunos medicamentos también pueden ser causa de fatiga como los antialérgicos, las pastillas para la presión alta, para dormir y los diuréticos.

Cuando la sensación de fatiga no desaparece después de un periodo prudencial de descanso, de dormir bien, de rehidratarse adecuadamente, se debe consultar al médico para que descarte alguna de las causas mencionadas antes.

La fatiga relacionada con el ejercicio puede ser de varios tipos:

 

Fatiga física

Un ejemplo de este tipo es la caída del rendimiento que manifiesta un atleta durante una maratón, por lo general alrededor de las 3 horas de correr. La persona siente que su frecuencia cardiaca se le acelera a pesar de que ya no va haciendo un gran esfuerzo, siente un gran agotamiento hasta llegar al punto de no poder continuar. En el idioma de los corredores a este hecho se le conoce como “pegar contra la pared”. El atleta ya no puede dar un paso más y termina sentándose o acostándose en el suelo.

Generalmente este tipo de fatiga física es debido a que el atleta consumió sus reservas de carbohidratos del hígado y del músculo. Los carbohidratos se depositan en forma de glucógeno, que son largas cadenas de moléculas de glucosa.  Las reservas de glucógeno son limitadas. Pueden alcanzar un total de 1.500 a 1.800 calorías dependiendo de cuántos carbohidratos la persona ingirió. Esta cantidad de energía alcanza para unos 30 kilómetros de correr.

Cuando se acaba el glucógeno es igual a cuando un automóvil se queda sin gasolina.

Otra causa frecuente de fatiga, en eventos de fondo o de resistencia,  es el desequilibrio de líquidos y electrolitos.

En países tropicales como el nuestro, la mayoría de los eventos de fondo se realizan a temperaturas y porcentajes de humedad muy elevados. La persona pierde, por sudoración y transpiración, más líquido del que puede reponer y sufre lo que se conoce como un golpe de calor.

La deshidratación hace que la persona deje de sudar y ya no pueda enfriar su cuerpo. La temperatura corporal sube, aumenta la frecuencia cardiaca, cae el rendimiento, aparece la piel de gallina, la persona se marea, le dan ganas de vomitar, siente confusión mental y hasta puede perder el conocimiento y morir por hipertermia.

Si la pérdida de electrolitos (sodio y potasio) que ocurre por la profusa sudoración no se repone adecuadamente o la persona se rehidrata con solo agua y no toma bebidas hidratantes con electrolitos, puede morir por hiponatremia. Este síndrome se presenta cuando el nivel del sodio disminuye excesivamente en la sangre.

La fatiga física se presenta con frecuencia en personas que no se acondicionaron adecuadamente y su cuerpo no estaba todavía adaptado a un esfuerzo tan prolongado. Se observa en quienes hacen una maratón por primera vez y no tienen la experiencia para irse rehidratando adecuadamente o comiendo algo durante la prueba. Lo mismo ocurre si no se respeta la técnica correcta y el cuerpo no se mueve eficientemente, cuando se inicia la carrera más rápido de la cuenta y las reservas de glucógeno se agotan antes de tiempo.

En atletas experimentados, competitivos, a pesar de su alto rendimiento, esta fatiga se puede presentar igualmente. En su afán de lograr un mejor tiempo o tratar de ganar la carrera, el atleta hace un esfuerzo excesivo y supera su propia resistencia.

En competencias de velocidad, de más de 10 a 15 segundos de duración, cuando el atleta supera su umbral anaeróbico (umbral del lactato), sufre una fatiga de este tipo. El lactato se comienza a acumular en la sangre y si supera el nivel de 4 mmoles/litro,  el cuerpo se vuelve incapaz de eliminarlo, acumula iones de hidrógeno y se produce una acidosis.

Hace unos años se creía que la acidosis la provocaba el exceso de ácido láctico y a esto se le achacaba la fatiga. El ácido láctico no se acumula porque el cuerpo lo neutraliza conforme se va formando y lo convierte en lactato. La acidosis es por acumulación de hidrogeniones. En el medio ácido todos los procesos enzimáticos y metabólicos de nuestro sistema de energía se alteran y se afecta la contracción muscular.

El sobreentrenamiento es una de las causas más frecuentes de fatiga y significa hacer más esfuerzo del que el cuerpo pueda recuperar durante el descanso. Los síntomas del sobreentrenamiento son cansancio, trastornos del apetito, baja en el rendimiento, insomnio y dificultad para levantarse al día siguiente, resfríos y lesiones frecuentes, mareo al pararse.

 

Fatiga muscular

Es el tipo de fatiga que se presenta en los grupos musculares que están haciendo todo el esfuerzo.

Un ejemplo lo vemos en la carrera de los 100 metros planos. El tiempo de correr es tan corto, pocos segundos, y la intensidad del ejercicio es tan alta que no da tiempo a que el metabolismo anaeróbico, a base de glucosa, pueda ser la fuente de energía. El músculo funciona solo con su propia fuente de energía a base de ATP (adenosina trifosfato), facilitada por el fosfato de creatina. El músculo no cuenta con reservas de estos dos compuestos y se agota a los pocos segundos. En esta carrera claramente se nota cuando los corredores reducen bruscamente su velocidad antes de llegar a la meta, al agotarse su fuente de energía.

Otro ejemplo lo vemos cuando trabajamos en el gimnasio a fallo muscular. En la última repetición sentimos un ardor en el músculo y este pierde su fuerza. No se puede terminar el movimiento. En este momento en el músculo se produjo una acidosis por acumulación de hidrogeniones.

 

Fatiga del sistema neuromuscular o fatiga de la propiocepción

El esfuerzo excesivo llega a fatigar también nuestra eficiencia neuromuscular. El sistema propioceptivo es un mecanismo inconsciente, que mantiene en forma automática nuestro balance y equilibrio, la estabilidad de nuestras articulaciones y la estabilidad de nuestra columna vertebral, mediante contracciones de grupos musculares que evitan movimientos anormales y permiten la coordinación muscular. Estos mecanismos se pueden alterar o perder con un esfuerzo muy prolongado y hacer que la persona pierda su técnica, tenga dificultad para moverse en forma coordinada, pierda velocidad o agilidad, pierda balance y equilibrio y esté muy propensa a lesionarse.

 

Fatiga mental 

La fatiga mental en muchos casos no nos permite finalizar un evento. En determinado momento se nos vienen a la mente pensamientos que no podemos evitar como: “no voy a poder terminar”, “quién me tiene a mí haciendo esta clase de sacrificio”, “ la verdad es que mejor me salgo, total no voy a hacer el tiempo esperado o me puedo lesionar”. Este tipo de fatiga mental aparece antes de la fatiga física. A todos nos ha pasado que en un fondo o una carrera ya no damos más, nos encontramos con otra persona que nos nos anima y nos motiva y terminamos sin problema la prueba.

 

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