Antes de satanizar a alguna comida, aprenda a identificar sus características, ventajas y problemas. Con la información suficiente mejorará su alimentación.
Seguramente hemos escuchado u oído la expresión “comida chatarra”, que es la traducción literal del término en inglés junk food debido al contenido alto de azucares, grasa, sal, condimentos y numerosos aditivos en algunos alimentos.
Los expertos, basados en la evidencia científica, afirman que ningún alimento debe ser satanizado con esta expresión todos tienen características y beneficios y es el consumidor quien debe hacer una selección acorde a sus necesidades. Una adecuada orientación es identificar de dónde vienen la calorías y nutrientes de los alimentos para protegerse de consumir calorías vacías (las que vienen de un alimento que no tiene ningún valor nutricional más allá del valor energético), en virtud de que estos alimentos se caracterizan por contener una elevada cantidad de azucares, sales, grasas, colorantes, saborizantes y conservantes. Es decir, sin fibra, sin vitaminas, sin minerales, sin ácidos grasos esenciales, sin antioxidantes, etc. o con muy poco de ellos en relación al significativo valor calórico que contienen.
Todos los alimentos aportan calorías en mayor o menor proporción, el sobrepeso se acrecienta como resultado de un desequilibrio entre el consumo y el gasto energético, es decir, que consumimos más energía de lo que nuestro organismo requiere, por lo tanto la almacena. Este desequilibrio es frecuentemente consecuencia del consumo de alimentos con alta densidad energética, en combinación con una escasa o nula actividad física, sin olvidar el impacto de la herencia genética, por tanto son la mezcla de variables como la falta de actividad física, los excesos de alimentos, las formas de preparación y el desbalance en general de la alimentación además del componente hereditario lo que hará que aumente el peso.
Por esta razón, todo consumidor debe ser consciente de lo que compra y consume, con el fin de conocer la información nutricional sobre los alimentos, que no le induzca a confusión y le permita efectuar una elección informada. Sin embargo, persiste desinformación sobre los alimentos disponibles en el mercado, que pueden hacen parte o no del consumo diario y que además en ocasiones pueden también ser tildados de alimentos no saludables o tener leyendas precautorias para advertir a las personas de sus componentes asociados por ejemplo con la enfermedad alérgica en general.
Debido a la importancia del entorno de hoy al que se enfrentan las personas en su cotidianidad sumado a las necesidades primarias de energía de todo ser humano, la mejor adaptación es la cultura, en términos de estilos de vida saludable donde los nutrientes que aportan los alimentos actúan e interactúan para lograr el equilibrio en relación con la salud y la enfermedad a través de todo el proceso por el cual el organismo los toma, digiere, absorbe, transporta y utiliza. La ciencia de los alimentos avanza en el diseño de alimentos complementarios tipo snack pensados como energía que el cuerpo necesita en diferentes momentos de la jornada diaria, para seguir activos. La Industria de alimentos busca en sus desarrollos alimentos con una mejor relación entre la energía y los nutrientes para fomentar la alimentación adecuada dentro de estilos de vida saludable, donde el sabor y la experiencia gastronómica se combinan en el balance del alimento, como pasar de una cocción por frituras a horneados, adición de ingredientes protectores como los antioxidantes, el toque ideal de dulzor y de sal entre otros, para ofrecer perfiles nutricionales más saludables que sean atractivos a los diferentes grupos de la población cumpliendo con sus necesidades y requerimientos de la regulación vigente.
Según la nutricionista Patricia López, “el ser humano debe mantener una alimentación saludable pero ésta solo se logra si se conserva un balance entre el movimiento físico de una vida activa con la variedad de alimentos y la moderación de lo que se consume. En el mercado hoy en día existen millones de productos y preparaciones pero es decisión de cada persona informarse sobre el balance energético que su cuerpo necesita y la actividad física que requiere”.
No se prohíba, consuma pequeñas porciones
Un estudio realizado por Paul Rozin, investigador del Departamento de Psicología de la Universidad de Pennsylvania, aporta bases científicas para considerar que tamaños y porciones pequeñas – ya sea por un funcionamiento orgánico en combinación con factores sociales- ayudan a una ingesta moderada de alimentos y esto, en un mediano y largo plazo, puede apoyar en un plan de peso saludable, si necesidad de abstenernos de comer lo que más nos gusta y de hacerlo en compañía de la familia o nuestro grupo de amigos.
Potencialmente, todos los alimentos son perjudiciales para la salud si se abusa de su consumo, todo exceso puede incrementar fácilmente las posibilidades de aumentar de peso, y después, asombrarse de los resultados en problemas de salud por abuso de sal, azúcares, grasas, conservantes, colorantes y saborizantes, es necesario consumirlos con moderación.
Por último, el quedarnos quietos sinónimo de sedentarismo es la principal causa de la obesidad y no los alimentos, por eso la importancia de realizar una actividad física diaria acompañada de una alimentación balanceada en cantidad, calidad y adecuada al individuo es otra disciplina que debemos adquirir y ejercitar”, afirma la Nutricionista Patricia López.