Especialistas recomiendan realizar una phmetría esofágica, una prueba de 24 horas para descartar o comprobar esta enfermedad, en los pacientes que el diagnóstico no está claro.
Por Revista ES
Con una prevalencia del 18% de la población mundial, el reflujo gastroesofágico es la segunda enfermedad gastrointestinal más común en el mundo, luego del colon irritable. Es tan común que se suele pensar que es solo un poco de acidez o ardor estomacal, sin embargo, los especialistas recomiendan no subestimar los síntomas, ya que el reflujo puede generar complicaciones serias.
El Dr. Marlon Rojas, Gastroenterólogo de Clínica Equilibrium comenta que hay una diferencia entre el reflujo gastroesofágico y la enfermedad por reflujo gastroesofágico. La primera puede presentarse de manera ocasional con síntomas tales como la sensación de que el ácido o la comida se devuelven a la garganta o la boca, por alguna alteración que se realizó con alimentos o bebidas y desaparece. Mientras que la enfermedad por reflujo gastroesofágico se presenta de manera constante con los síntomas anteriores como sensación de ardor en el pecho, sensación de tener un “nudo” en la garganta, dificultad para tragar y tos crónica, que afectan la calidad de vida y provoca complicaciones, necesitando el paciente un tratamiento.
“El reflujo también puede presentar síntomas atípicos como una tos seca, disfonía, dolor en el pecho y garganta e inclusive hipersensibilidad dental. En este tipo de pacientes hacer el diagnóstico es mucho más complejo, por lo que recomendamos adicional a la gastroscopía, realizarse una phmetría esofágica, una prueba de 24 horas para descartar o comprobar esta enfermedad, ya que el 30% de las personas muestran una gastroscopía normal y los diagnósticos se pueden confundir”, explicó Rojas.
La phmetría es el estudio diagnóstico más específico para determinar si un paciente tiene reflujo gastroesofágico, permite confirmar si es principalmente diurno o nocturno y descifra si el reflujo es ácido o no ácido.
Al paciente se le coloca una sonda por la nariz, para medir los reflujos ácidos y no ácidos. Esta sonda estará conectada a un pequeño dispositivo externo con botones, para que el paciente cada vez que tenga un síntoma pueda apretar el botón según corresponda. La persona debe realizar la rutina usual de su día, para poder registrar los cambios y conocer la relación de los síntomas que presenta con los episodios de reflujo y así determinar si el reflujo es la causa del síntoma.
“La prueba dura 24 horas en donde el paciente va marcando el síntoma, si es antes o después de comer, cuando se va a acostar o a levantar, cuando está comiendo o, al contrario. Así podremos saber si el síntoma tiene o no relación con el reflujo. Esta prueba es especial para personas con síntomas atípicos, que han probado muchísimos tratamientos y no encuentran una mejoría. Con la phmetría nos damos cuenta de todos los detalles y así poder tener un diagnóstico certero”, mencionó el gastroenterólogo.
El especialista recalca que antes de la phmetría se realiza en la misma cita, una manometría de alta resolución, que se enfoca en diagnosticar cuál es la causa del reflujo. La manometría mide la capacidad de contracción del esófago y la fuerza del esfínter esofágico interior (el músculo que se contrae entre el estómago y el esófago, para dejar pasar o no los alimentos). Este procedimiento permite descifrar si el reflujo se presenta por una debilidad en la contracción del esófago o si el esfínter no funciona. Si es esta última, la prueba indica si el paciente es candidato a una operación antirreflujo. Esta prueba dura 30 minutos, se realiza de igual forma por medio de una sonda conectada a una computadora y se le pide al paciente hacer tragos de agua, para realizar la medición de contracción y fuerza.
El Dr. Marlon Rojas explica que los síntomas del reflujo no se deben pasar por alto, ya que puede tener complicaciones como una afectación en los pulmones y dientes, producir estrechez en el esófago y además el reflujo es la principal causa de cáncer de esófago.