Aunque haga frío o calor, hay zonas que quedan más expuestas a las condiciones climáticas, como el rostro, los labios, el cuello, las orejas, las manos, y los ojos.
Por Revista ES
Para muchos, se acerca la temporada de vacaciones y es necesario desconectarse de la dinámica de trabajo, pero no así, de la rutina del cuidado de la salud. Además de mantener al día la toma de medicamentos, también es necesario proteger la piel de los cambios de temperatura y exposición.
El cambio climático ha modificado de manera significativa la frecuencia e intensidad de las condiciones atmosféricas, provocando temperaturas más intensas y condiciones menos predecibles. La Organización Mundial de la Salud ha calificado al cambio climático como la mayor amenaza para la salud mundial en el siglo XXI, y plantea riesgos significativos que requieren de esfuerzos de las autoridades de salud y otros actores para crear sistemas resilientes al clima.
Victoria Brenes, Directora Ejecutiva de Fedefarma, menciona que el aumento en los eventos atmosféricos extremos requiere ir adaptando la atención sanitaria a estas amenazas, así como el desarrollo de productos y tecnologías médicas que puedan reducir esta carga en la salud. “La integración de criterios climáticos a las políticas de salud de los países será una realidad en los próximos años, pero mientras eso sucede, nos corresponde implementar prácticas de autocuidado responsable para evitar cualquier complicación de salud”.
Aunque haga frío o calor, hay zonas que quedan más expuestas a las condiciones climáticas, como el rostro, los labios, el cuello, las orejas, las manos, y los ojos. Cuando las temperaturas son altas, se reitera la recomendación de evitar exponerse al sol por largos periodos de tiempo, y utilizar protección contra rayos UV para evitar quemaduras. La aparición en la piel de manchas, sarpullido, brotes o enrojecimiento son signos de alerta
En el caso de bajas temperaturas el uso de la ropa adecuada y de protección solar es indispensable, incluso si está nevando. Cabe recordar que las quemaduras de la piel la provocan los rayos ultravioletas y la nieve refleja el 80% de la radiación solar. El frío extremo también puede provocar la pérdida de la humedad natural de la piel y esa sequedad hace que haya zonas del cuerpo más vulnerables a heridas o grietas.
Independientemente de las condiciones atmosféricas, es vital utilizar protección solar e hidratarse constantemente.